Publicado en El Español Todo lo que crece necesita alimento, y el cáncer no es una excepción. Desde hace casi un siglo, los científicos saben que los tumores son ávidos devoradores de glucosa, el combustible esencial de las células. Con el azúcar escalando al primer puesto de la lista de enemigos públicos de una nutrición saludable, la relación entre esta sustancia y el cáncer preocupa hoy más que nunca. Aunque no existe ninguna prueba de que el azúcar aumente el riesgo de cáncer, sí es sabido que le da de comer, pero conocer con detalle cómo se alimentan las células cancerosas aún es un desafío. De ahí la importancia de un nuevo estudio que descubre un mecanismo clave y que podría ayudar a encontrar la manera de matar el cáncer privándolo de alimento.