Donald Trump acaba de levantar una moratoria a la financiación de investigaciones que, potencialmente, podrían aumentar el peligro y contagio de gérmenes. Algunos medios ya lo han calificado de “vuelta a las investigaciones que pueden producir virus letales”. Estamos ante un camino abierto a ensayos controvertidos que llevaban prohibidos por Obama desde hace cuatro años.
Una decisión tomada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que advierten que antes de llevar a cabo este tipo de investigaciones, se aprobarán por parte de un grupo de expertos, quienes justificarán sus potenciales méritos científicos y beneficios.
El síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS), la gripo, el síndrome respiratorio agudo y severo (SARS), el ébola; son solo algunos ejemplos que podrán ser manipulados con esta medida.
¿Qué persiguen los gain-of-function con estos experimentos?
El objetivo de los gain-of-function, defensores de estos experimentos en la jerga científica, quieren evolucionar en el desarrollo de vacunas. En el lado opuesto, los detractores ven un riesgo de fuga. Francis Collis, director del NIH, afirma que: “Tenemos la responsabilidad de asegurar que la investigación con agentes infecciosos se lleva a cabo de forma responsable”. La polémica está servida.
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