La ralentización del desarrollo de nuevos antibióticos en últimas décadas ha favorecido la aparición de resistencias de las bacterias

Como una emergencia en el mundo y una amenaza creciente para la salud pública mundial, y es que así tiene declarada la Organización Mundial de la Salud (OMS) la resistencia a los antibióticos que, además, se ha visto favorecida por una ralentización del desarrollo de nuevas moléculas en las últimas décadas.  Al año, según datos de la OMS, por bacterias que son multirresistentes a los antibióticos fallecen entre 700.000 y 900.000 personas.

Son bacterias que pueden provocar infecciones muy graves y a menudo mortales en forma de neumonías, sepsis y bacteriemia”, así lo asegura el profesor de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) Manuel Rodríguez Zapata, que ha recordado que las bacterias resistentes causan unas 400.000 infecciones anuales en Europa y en torno a 25.000 muertes de pacientes hospitalizados.

Estas llamadas ‘superbacterias’, como el resto de los microorganismos, tienen la doble capacidad innata de encontrar nuevas formas para resistir a los tratamientos antibióticos, y pueden transmitir material genético que permite a otras hacerse fármaco-resistentes. Al respecto, Zapata explica el porque de que estas bacterias se hayan hecho multirresistentes, y es que “no es que sean más listas que las demás”, sino que “se han ido transmitiendo de unas especies de bacterias a otras a través de material genético”.

Estas bacterias están divididas en tres categorías, con arreglo a la urgencia con la que se requieren nuevos antibióticos que permitan acabar con las resistencias, y engloban tanto las de prioridad crítica, multirresistentes y especialmente peligrosas en hospitales e instituciones sanitarias (como residencias de ancianos) y en pacientes que requieren dispositivos, como catéteres intravenosos: Acinetobacter, Pseudomonas y Enterobacterias.

Asimismo, se investigan en otros ámbitos fuera de los antibióticos, como los bacteriófagos (virus que infectan a las bacterias y las pueden destruir) o las bacteriocinas, (toxina proteica sintetizada por una bacteria con el fin de inhibir el crecimiento de bacterias similares o de cepas cercanas).

Desde finales de la década de 1960 no se han desarrollado nuevas moléculas sino que “los nuevos antibióticos son modificaciones de moléculas anteriores”

A ello ha contribuido también que desde finales de la década de 1960 no se han desarrollado nuevas moléculas sino que “los nuevos antibióticos son modificaciones de moléculas anteriores”. Un “hándicap” que se suma a otros hábitos ya asentados “gravemente” como la utilización de antibióticos para el engorde animal o el uso indebido de medicamentos por parte de los pacientes.

Adherencia al tratamiento estricta

Alrededor de 2.500 muertes al año, y es que esa es la cifra de muertes que el incremento de las enfermedades causadas por bacterias multirresistentes a antibióticos se están produciendo en España, datos que, como alerta la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), son el doble de las causadas por accidentes de tráfico.

Para hacer frente a esta situación, este experto aboga por una administración adecuada de los antibióticos, promoviendo una ‘adherencia al tratamiento’ estricta, protocolos de control de la infección y sistemas de asesoramiento a todos los profesionales que lo puedan necesitar.
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