Las organizaciones sanitarias tienen que asumir el reto del nuevo reglamento de protección de datos

Con la entrada en vigor de la nueva normativa sobre protección de datos (RGPD) se pone más en valor si cabe la importancia de un consentimiento informado inequívoco que va a traer consigo una prolongación de los tiempos asistenciales con la complejidad que esto supone dada la creciente presión asistencial.

Dicho carácter incremental del tiempo de consulta y de asistencia al paciente es imprescindible para poder realizar esta actuación de una forma adecuada; surge por lo tanto una dicotomía entre tiempo disponible y demanda asistencial, un hecho que es especialmente acuciante en la sanidad de titularidad pública que ya de por sí está soportando unas listas de espera crecientes motivadas por diversas circunstancias, entre otras por las asimetrías que el modelo de gestión público aporta a un sistema que adolece de múltiples insuficiencias, inequidades y problemas de acceso.

Las comunicaciones de datos de pacientes requieren necesariamente el establecimiento de un flujo de datos de máxima sensibilidad que precisa una seguridad máxima, una fiabilidad absoluta y un control exhaustivo en el más amplio sentido de la palabra, es decir, un proceso controlado y sinérgico entre lo que supone el entorno sanitario público y el privado

Existen multitud de factores sociales y sanitarios que provocan un aumento de la demanda y de la presión asistencial y, por lo tanto, los modelos de colaboración público-privada se hacen imprescindibles en España y en resto de países de nuestro entorno geográfico. Las comunicaciones de datos de pacientes necesariamente requieren el establecimiento de un flujo de datos de máxima sensibilidad que precisan una seguridad máxima, una fiabilidad absoluta y un control exhaustivo en el más amplio sentido de la palabra, es decir, un proceso controlado y sinérgico entre lo que supone el entorno sanitario público y el privado.

Es necesario encontrar la fórmula para que el cumplimiento de la ley no limite la aplicabilidad de las mejoras y los nuevos desarrollos asociados a la implantación de las innovaciones y los avances que genera la ciencia

Como directivo sanitario, creo que el nuevo Reglamento basado en un principio de responsabilidad proactiva supone un gran avance en los derechos de los pacientes (portabilidad de los datos, limitación de tratamiento de los mismos, derecho al acceso y al olvido llegado el caso), un paso adelante que obliga a asumir responsabilidades mucho más importantes, sobre todo en el ámbito pecuniario, y a desarrollar mecanismos mucho más complejos para poder cumplir con la nueva normativa, ha manifestado Manuel Vilches director general de la Fundación IDIS durante la sesión La Responsabilidad de los Directivos de las Organizaciones Sanitarias, en el marco del XV Foro de Seguridad y Protección de Datos de Salud organizado por la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS), que ha tenido lugar en Valencia.

En cuanto a la intersección normativa con el desarrollo científico e innovador, en un mundo en el que cada vez sentimos más de cerca la globalización, debemos encontrar la fórmula para que el cumplimiento de la ley no nos limite la aplicabilidad de las mejoras y los nuevos desarrollos asociados a la implantación de las innovaciones y los avances que genera la ciencia, ha subrayado Manuel Vilches.

Un aspecto a tener en cuenta de cara a la nueva reglamentación es todo lo concerniente a historia clínica electrónica, interoperabilidad y receta electrónica ya que, tal como afirman los expertos, se hace necesario impulsar en el sistema sanitario una cultura cooperativa en el ámbito digital dentro de un marco de regulación que fije su atención en los procesos, procedimientos y herramientas que desarrollan el flujo de datos y su tratamiento adecuado de tal forma que sea compatible con las necesidades de información, la seguridad y la privacidad de los ciudadanos y pacientes.

En el terreno de la concreción en el tratamiento y procesamiento de datos habrá que pensar por ejemplo en que la interoperabilidad de la historia clínica que tantos beneficios clínicos y asistenciales aporta continúe con su desarrollo y para ello debemos encontrar la manera de no limitar su disponibilidad. Ocurre lo mismo con la receta privada electrónica, una iniciativa de gran calado que supone que cualquier prescripción que genere un facultativo de nuestro país que desarrolla su actividad en el sistema de titularidad privada va a poder ser dispensada y monitorizada por cualquiera de las más de 20.000 farmacias existentes en España. Estos dos ejemplos nos obligan a pensar con antelación cómo vamos a cumplir con todos los mecanismos a los que nos obliga este nuevo Reglamento” ha afirmado Manuel Vilches. Lo que está claro es que es imprescindible contar con herramientas innovadoras que faciliten la relación médico-paciente. En este sentido, los directivos de las organizaciones sanitarias deberían sensibilizarse y priorizar la interoperabilidad con el objetivo de mejorar los servicios de salud y la atención de los pacientes y ciudadanos.

Interoperabilidad y receta electrónica privada
La Fundación IDIS realizó hace un par de años el Estudio de Interoperabilidad en el sector sanitario. El paciente como actor principal para conocer la situación de la interoperabilidad en España, analizar el escenario internacional y pautar una serie de recomendaciones que permitan definir un modelo común que favorezca la integración y colaboración de los distintos agentes del ámbito sanitario. Asimismo, sigue trabajando en proyectos de interoperabilidad para situar al paciente como parte activa a la hora de gestionar su propia salud, contando con la ayuda del profesional sanitario que es quien consolida y hace realidad todos los valores de nuestra sanidad.

En el terreno de la concreción en el tratamiento y procesamiento de datos habrá que pensar por ejemplo en que la interoperabilidad de la historia clínica que tantos beneficios clínicos y asistenciales aporta y la receta privada electrónica continúen con su desarrollo y para ello debemos encontrar la manera de no limitar su disponibilidad

Uno de los ejemplos es la plataforma mi e-Salud, desarrollada posteriormente. Esta herramienta permite que el paciente reciba en su dispositivo los informes clínicos propios procedentes de las diferentes organizaciones sanitarias en las que ha sido atendido. Tras esto, descarga lo que quiera visualizar y el profesional solicita la información que desea consultar. De forma posterior, el paciente comparte los informes con el profesional y este visualiza la información autorizada.

La plataforma mi e-Salud permite que el paciente comparta su información de salud con el médico u otro profesional sanitario, sin necesidad de llevar las pruebas clínicas en formato físico. Además, es importante reseñar que los datos del individuo no son almacenados ni salen a otro sitio que no sea su lugar de origen, por lo que no se plantean problemas de seguridad ni de protección de datos. En el caso de la plataforma, es el propio paciente el que autoriza la visualización de los datos por parte del profesional asegura el director general de IDIS.

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