Publicado en Con Salud Bien es sabido que el proceso para ser médico no es nada sencillo. Además de enfrentarse a un grado de alto rendimiento y difícil acceso, con notas de corte en nuestro país por encima del 12 (sobre un total de 14), la pugna de los aspirantes no termina ahí. Y es que, toda vez que terminan la carrera, son muchos los facultativos que optar por hacer una residencia. En este contexto, las pruebas a Médico Interno Residente (MIR) en su reciente convocatoria 2017-2018 han contado con 6.513 plazas para las que han optado un total de 14.448 aspirantes. De todos ellos, un 62% han sido mujeres y un 38% hombres. Una prueba en la que confluyen dos tipos de esfuerzos para los estudiantes: a nivel académico y a nivel económico. Además de la tasa ordinaria del examen, fijada en la edición de 2018 en los 30,19 euros (la bonificada se ha situado en los 15,10 euros), muchos aspirantes deciden apostar por academias que encaminen, con éxito, su estudio hacia una plaza de formación sanitaria especializada (FSE).