Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), liderados por su director científico Eduard Vieta, han publicado un documento clave para la intervención temprana en el trastorno bipolar, en el que inciden en la posibilidad de realizar intervenciones precoces en el trastorno bipolar como “una realidad cada vez más cercana”.
Como recoge un comunicado del CIBERSAM, el documento, publicado en la prestigiosa revista American Journal of Psychiatry con motivo de su 175 aniversario, han participado las investigadoras del grupo del doctor Vieta en el Hospital Clínico de Barcelona Iria Grande y Estela Salagre.
El trastorno bipolar tiene un importante componente genético y este trabajo concluye que el principal factor de riesgo para desarrollar un trastorno bipolar es tener antecedentes familiares de enfermedad mental, especialmente un progenitor con un inicio precoz de la patología.
La intervención temprana del trastorno bipolar es un paradigma, y el estigma social dificulta esa intervención
Eduard Vieta destaca que “la intervención temprana es un paradigma que, si se aplica adecuadamente, puede salvar vidas y prevenir significativamente muchas de las complicaciones clínicas y sociales asociadas al trastorno bipolar. Su implementación requiere cambios en las políticas de acceso a la atención en salud mental y también cambios en la educación de los profesionales de la salud mental, los médicos generales, e incluso de la población en general. El estigma social es una de las mayores barreras para la intervención temprana y, por lo tanto, nos concierne a todos”.
La revisión del CIBERSAM ha hecho alusión a los estudios longitudinales realizados en los descendientes de pacientes con trastorno bipolar, que apoyan la existencia de síntomas prodrómicos previos al primer episodio maniaco.
En un adolescente, la probabilidad de que pueda desarrollar un trastorno bipolar aumenta, especialmente si uno o ambos padres padece un trastorno bipolar de inicio precoz
En palabras de Boris Birmaher, catedrático en trastorno bipolar de inicio precoz, profesor de psiquiatría en la Universidad de Pittsburgh y que también ha participado en la elaboración del documento, considera que “si un adolescente o joven presenta síntomas maníacos subsindrómicos acompañados de labilidad emocional persistente, irritabilidad y síntomas ansiosos y depresivos, la probabilidad de que pueda desarrollar un trastorno bipolar aumenta, especialmente si uno o ambos padres padece un trastorno bipolar de inicio precoz”.
Otro punto importante que se remarca en esta revisión es que todavía no existe un claro consenso basado en la evidencia que indique cómo abordar los síntomas prodrómicos en poblaciones de riesgo. En este sentido, los autores destacan una herramienta desarrollada por el equipo del doctor Birmaher como resultado delPittsburgh Bipolar Offspring Study (BIOS) y que permite calcular el riesgo a cinco años de desarrollar un trastorno bipolar en descendencia de pacientes con dicha patología. Esta calculadora de riesgo incluye la edad de los padres, factores de funcionamiento psicosocial y factores clínicos (síntomas maníacos, depresivos, ansiosos y labilidad emocional) y es capaz de predecir el riesgo a cinco años de desarrollar un trastorno bipolar con un área bajo la curva de 0.76.
No hay que limitar en la población de riesgo las intervenciones a psicofármacos o psicoterapia
Finalmente, Michael Berk, catedrático en psiquiatría e investigador honorario del programa en salud mental infanto-juvenil Orygen Youth Health, indica en el artículo que involucrar al paciente y a la familia en el proceso de toma de decisiones es crucial, idealmente en un entorno libre de estigma. Defiende también que las intervenciones en población de riesgo no deberían limitarse a psicofármacos o psicoterapia sino que se debería incidir también en modificar estilos de vida, como son la promoción del ejercicio físico y de dietas saludables y la prevención del consumo de drogas.
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