Pacientes demandan crear una unidad de trastornos de la conducta alimentaria en cada hospital madrileño

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La vicepresidenta de la Asociación para la Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa (ADANER), Juana Martín Manchado, demanda la creación de una unidad de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en cada hospital madrileño.

Y es que como recoge un comunicado de esta asociación, creada en 1991, aunque “hemos pasado de no tener recursos específicos de tratamiento para TCA en Madrid, a tener dispositivos específicos de ingreso, hospitales de día, atención ambulatoria”, la realidad, según ADANER, es que a día de hoy “las plazas no son suficientes y no todo el mundo llega a los dispositivos específicos”.

En un trastorno psicológico como es este, lo difícil en la seguridad social es acceder a un tratamiento psicológico y quien lo consigue no tiene la frecuencia necesaria”, ya que “no son suficientes 15-20 minutos, una vez al mes. Este es un hándicap al que no solo nuestras/os afectadas/os se enfrentan, sino la población en general”, lamenta.

Por ello, la vicepresidenta de ADANER, solicita “una unidad en cada hospital madrileño, con ingresos, hospital del día, con tratamiento multidisciplinar de psiquiatría, psicología y endocrinología, así como dispositivos de corta y media estancia para pacientes crónicos”. Asimismo, pide “que se cuente con la familia en los tratamientos porque todos están en el mismo barco y necesitan apoyo para entender este trastorno y poder ayudarles”.

Cuando las familias se enteran que un familiar padece un TCA no saben cómo actuar, donde acudir, además la persona afectada no se deja que la ayuden

Cuando las familias nos enteramos que nuestro familiar padece un TCA, el mundo se nos viene encima, aparece la culpa, la angustia, no saber cómo actuar, no saber dónde acudir, te sientes perdido, encima la persona afectada no se deja ayudar”. Esta situación se complica sobremanera si no se tiene ayuda profesional. “Lo primero que se nos ocurre es intentar que coman, y coman y la comida es la punta de iceberg. Es un trastorno emocional en el que el control de la comida es la estrategia que encuentran para controlar su vida y les genera tanto sufrimiento que si esto lo supieran cuando empiezan, no seguirían”, afirma Manchado.

Pedir ayuda, la edad, el tiempo que llevan con el trastorno…, en la persona afectada por un TCA son factores que influyen, por ello, teniendo presente que “los tratamientos son largos”, todo se complica más “si la persona no reconoce que tiene el problema y no colabora”. Por esto, “lo más importante es que cuando deciden que es el momento, tengan los recursos a su disposición”.
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