Humanización y apoyo para atender la diabetes

Las V Jornadas en Diabetes de la Sociedad Española de Medicina General y de Familia (SEMG), celebradas este fin de semana en Pamplona, han abordado un tema de actualidad, como es la mejora en la humanización en el seguimiento de la diabetes mellitus tipo 2.

El apoyo al autocuidado en la diabetes parte de la idea básica de que las competencias o capacidades necesarias para manejar la enfermedad crónica dependen del propio paciente y no sólo de los profesionales sanitarios

La humanización se basa en intervenciones desde una visión holística, global e integral y considera a la persona con diabetes “como partícipe activo en el proceso de cuidados”, tal y como ha señalado Eva Sáez, enfermera educadora en diabetes y miembro del Grupo de Diabetes de la SEMG, en el Colegio de Médicos de Navarra donde se celebra el encuentro.

Desde hace años la atención se basa en un modelo proactivo, en el que “se reconoce la capacidad del paciente para gestionar su situación de salud o enfermedad de forma autónoma, asumiendo la responsabilidad en el cuidado”, según Sáez. Este cambio supone que el paciente demanda mayor información y formación, valora alternativas terapéuticas y riesgos, participa en la toma de decisiones, aprovecha los recursos e incorpora habilidades a su vida.

Autocuidado en la diabetes
En el caso de la diabetes, el apoyo al autocuidado parte de la idea básica de que las competencias o capacidades necesarias para manejar la enfermedad crónica dependen del propio paciente y no sólo de los profesionales sanitarios.

El profesional, de forma colaborativa, proporciona conocimientos, habilidades y herramientas útiles para potenciar las capacidades propias del paciente, para tomar decisiones autónomas y responsables acerca de lo que quiere hacer, y cómo, para cuidar la enfermedad

Eva Sáez, que también es licenciada en Antropología Social y Cultural, ha informado a los asistentes a las V Jornadas en Diabetes de la SEMG que la humanización es una reorientación en la atención sanitaria que tiene en cuenta tres dimensiones del individuo. Por un lado, a la persona con una biografía específica, con unas expectativas y preferencias particulares y una manera determinada de entender la relación de ayuda en el encuentro terapéutico.

Por otro, a la persona como paciente que tiene una enfermedad, reconociendo la diversidad y la diferente forma de vivir con la diabetes, resultado de la significación personal condicionada por las creencias, conocimientos y habilidades en el manejo de esta enfermedad, que impacta en el desempeño cotidiano del autocuidado y en la percepción subjetiva de control y autoeficacia.

Por último, la ponente ha señalado el problema de salud, teniendo en cuenta la repercusión de la enfermedad crónica en las personas y familia. Y es que la diabetes, como patología crónica, precisa tomar decisiones y realizar cuidados diariamente durante toda la vida.

Diferencias culturales
La humanización también supone tener en cuenta las diferencias culturales de las personas con diabetes. A la hora de planificar los cuidados, como por ejemplo un plan dietético, hay que tener en cuenta las costumbres de alimentación y adaptar las recomendaciones respetando las preferencias personales y los gustos gastronómicos. Otro ejemplo, es la adaptación en diferentes idiomas de los documentos y herramientas de apoyo al autocuidado que se facilitan al paciente con diabetes para favorecer la accesibilidad y la comprensión.

Las habilidades de comunicación están también presentes en la humanización asistencial. Personas con diabetes y médicos coinciden en que una escucha activa es un aspecto clave en el encuentro terapéutico, así como la empatía y la comprensión mutua.

 

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