El asma es una enfermedad muy frecuente, pero es una gran desconocida para la sociedad

..Fuente: SINC.
Episodios cíclicos de tos, dificultad para respirar, pitos, presión en el pecho y limitación para hacer ejercicio físico son síntomas que para la persona que los tenga deberían ser más que suficientes para ir al médico, y es que es probable que pueda ser una de las más de 235 millones de personas en el mundo –según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS)– que padezcan asma y, que no lo sepa, como sucede con el 50% de los afectados que están sin diagnosticar.

En un reportaje elaborado por el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC)  y, firmado por Verónica Fuentes, se destaca como cada primer martes de mayo se celebra el Día Mundial del Asma, – enfermedad que en España tiene algo más de tres millones de personas-, con el objetivo de que la ciudadanía adquiera conciencia sobre esta patología crónica que precisa de un tratamiento continuado, tanto farmacológico como no farmacológico.

Muchos asmáticos relacionan sus síntomas con ansiedad, catarros o alergias, por lo que es fundamental sensibilizar a la sociedad

En declaraciones a Sinc, Bronte Moreno, que trabaja en la Unidad de Asma del Hospital de Galdakao (Bizkaia), afirma que “a pesar de ser una enfermedad muy frecuente, es una gran desconocida para la población general”, empezando por los síntomas, y es que como indica este experto, “muchos de los asmáticos relacionan sus síntomas con ansiedad, cuadros catarrales o alergias, por lo que resulta fundamental sensibilizar a la sociedad”.

Como recoge el reportaje de Sinc, uno de los estudios más completos sobre la enfermedad realizado hasta la fecha, y que se publicó a finales de 2017 en The Lancet Respiratory Medicine, analizó en 188 países sus datos desde 1990 hasta 2015 y los comparó con los de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los resultados pusieron de manifiesto que el asma fue la enfermedad respiratoria crónica más prevalente en todo el mundo, y es que presentó el doble de casos que de EPOC en 2015. No obstante, como dato “positivo”, las muertes por EPOC fueron ocho veces más comunes que por asma, lo que confirma que la medicación tiene eficacia.

El asma es una de las enfermedades crónicas con peor adherencia al tratamiento

Como indica Paloma Campo, especialista en Alergología del Hospital Regional de Málaga, “se sabe que el estilo de vida moderno está detrás del importante aumento de la atopia -condición de algunas personas que, aparentemente por predisposición genética, sufren asma con mayor frecuencia que la población general-, y una población más atópica está en mayor riesgo de desarrollar asma”.

Sin embargo, con las terapias actuales, se puede decir que el asma es una enfermedad controlable. “Cuando se prescribe un tratamiento óptimo y el paciente lo toma apropiadamente, la respuesta normalmente es espectacular, hasta el punto de no tener síntomas”, explica a Sinc Vicente Plaza, del servicio de Neumología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona. “Sin embargo, se estima que el asma es una de las enfermedades crónicas con peor adherencia al tratamiento”, añade.

La falta en el asma de adherencia al tratamiento tendría como causa que muchas de las personas afectadas son jóvenes y tienden a ser erráticas para la toma de los medicamentos

Al respecto, Para Plaza, coordinador de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA), considera que esa falta de adherencia tendría como causa que muchas de las personas afectadas son jóvenes y tienden a ser erráticas para la toma de los medicamentos. Además, no hay que obviar la existencia de falsas creencias sobre sus efectos secundarios, un hecho que “con los nuevos tratamientos ya no se producen”, pero que como reconoce, “en la sociedad existe mucha ‘corticofobia’, una causa frecuente de baja de adherencia terapéutica”. También, como añade Olaia Bronte, “detrás del mal cumplimiento terapéutico” pueden estar factores como “un bajo nivel socioeconómico, la variabilidad de la enfermedad, que hace creer al paciente que se ha curado; falta de comprensión del tratamiento y características propias de la terapia inhalada (aprendizaje de la técnica, uso del dispositivo…)”.

Disminución de la función pulmonar, absentismo laboral o escolar, una merma importante en la calidad de vida y complicaciones a largo plazo pueden derivarse por un mal seguimiento de la medicación. En este sentido, como indica Paloma Campo, “es muy muy importante la educación del paciente sobre el uso del tratamiento y manejo de las crisis, así como consultar con el especialista ante algún cambio en el control de la enfermedad”. 

Hay un tipo de asma que no se controla ni con altas dosis de fármacos, lo que supone visitas a urgencias

Existe un tipo de asma que no se controla ni con dosis altas de fármacos, lo que implica visitas a urgencias. Distintos estudios han demostrado que estos pacientes sufren una alta morbilidad, mortalidad y exacerbaciones frecuentes a pesar del tratamiento que tienen.

En febrero de este año, en el Journal of Allergy and Clinical Immunology, un estudio publicado por investigadores del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, determinaba las características de estos pacientes más graves, como que la media de sus visitas hospitalarias por una crisis asmática en 2016 fue de 3,73 por persona, siendo mayoría las mujeres (87,5%) con una edad media de 58 años. Pero lo que sí está claro es que no hay un perfil claro del paciente asmático; es más, los expertos definen esta patología en muchos casos por su variabilidad. “Es extrema tanto en la forma de presentación de los síntomas que refieren los afectados como en su progresión”, afirma Vicente Plaza, que también es el delegado español en la Global INitiative for Asthma (GINA).

En el asma grave existen diferentes formas de presentación

José Manuel Zubeldia, autor principal de este artículo, en declaraciones a Sinc, explica que en el asma grave existen diferentes formas de presentación. “Asma no atópica de inicio tardío, asma atópica grave, asma grave con obstrucción fija al flujo aéreo, o asma asociada a obesidad. “Ninguno de estos perfiles”, añade, “se corresponde de modo claro con una anatomía patológica específica, un biomarcador, factores genéticos concretos o una respuesta determinada a un tratamiento específico”.

El proyecto MEGA se ocupará de los pacientes más difíciles de controlar;  un estudio que, puesto en marcha por investigadores del Centro de Investigación en Red de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) sobre los mecanismos implicados en el origen y evolución del asma, tiene como  objetivo crear y seguir a largo plazo una cohorte de pacientes asmáticos.

¿Será posible una vacuna para el asma?

Respecto a la posibilidad de una vacuna para el asma, después de alcanzar tratamientos eficaces para la gran mayoría de afectados, hoy en día el dilema está en si se puede curar o prevenir. Al respecto, como indica Sinc, se ha descrito un valor clínico denominado índice predictivo de asma para definir el riesgo en niños menores de tres años con crisis recurrentes.

Según Santiago Quirce, jefe de Alergología del Hospital de la Paz (Madrid), sobre la posibilidad de una vacuna para el asma, a su juicio no se trata de una idea que no se pueda convertir en realidad. “La viabilidad está relacionada con manipular el sistema inmunitario inhibiendo las respuestas implicadas en el asma”. El doctor lo tiene claro, y es que considera que “esta patología se puede curar si existe una causa alérgica y esta se consigue erradicar. El problema es si la enfermedad es crónica”. Al menos los expertos ya son capaces de imaginar un futuro en el que el asma no aparezcan en la lista de las enfermedades de larga duración, concluye el reportaje de Verónica Fuentes en Sinc.

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