Publicado en Público Los ricos también lloran… y mueren. Pero parece que su pesimismo y depresiones son de índole más insignificante, y su vida, más prolongada. A ello contribuye —dice su subconsciente colectivo— ,su salud monetaria. Más que las razones genéticas, por ejemplo. Es cierto que la prolongación de la vida es un fenómeno global. Aunque, sobre todo, el periodo extra de existencia se instale en el primer mundo económico. La OCDE sitúa la esperanza media en EEUU, China o la mayoría de países de Europa del Este casi en la frontera de los ochenta años. Y la de Japón y las naciones occidentales de la UE y Reino Unido más allá de la barrera octogenaria. Pero las grandes fortunas del planeta creen que rebasarán holgadamente este límite. Casi contra-natura. Y lo achacan a una cuestión de riqueza. Así lo desvela, al menos, un sondeo del Servicio Financiero de UBS entre 5.000 fortunas, en el que se asegura que el 53% de los inversores con elevado poder patrimonial colocado en los mercados espera vivir más de 100 años.