Publicado en El País A principios del siglo pasado, los científicos descubrieron un monstruo de tamaño microscópico. Las células sanas del cuerpo humano tienen un núcleo con todos sus genes perfectamente empaquetados en 46 cromosomas. Al espiar dentro de células de cáncer, los investigadores encontraron un pandemónium de cromosomas repetidos, amputados, desfigurados. Esta inestabilidad cromosómica debería aniquilarlas, pero que en realidad las hacía más fuertes. Tras más de 20 años de trabajo, el biólogo molecular Ángel Nebreda ha descubierto una de las moléculas que permiten que las células de cáncer de mama sobrevivan y no sean eliminadas a pesar de acumular peligrosas mutaciones. El trabajo, realizado en ratones que portan tumores humanos, apunta a una nueva diana terapéutica que puede mejorar el tratamiento del cáncer de mama triple negativo, el de menor supervivencia debido a que no existen terapias dirigidas para combatirlo.