Publicado en El País “No hay datos”, “no sabemos”, “no existen estadísticas” repiten uno tras otro los portavoces de los ministerios, organismos internacionales y ONG que trabajan con enfermos de cáncer en Siria. A falta de cifras que cuantifiquen el número de enfermos que padecen alguna enfermedad de este tipo, la representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Siria, Elizabeth Hoff, hace un crudo balance desde Damasco: “Se estima que la cifra más realista es de unos 420.000 enfermos de cáncer en Siria, de los cuales tan solo 80.000 son tratados, un 10% de ellos menores”. La mitad de los más de 21 millones de personas que habitaban el país antes de la guerra se ha visto desplazada por la violencia y el 57% de las infraestructuras médicas han sido dañadas, por lo que los oncólogos alertan del peligro que corren decenas de miles de pacientes de no ser diagnosticados. Siete años de enfrentamiento civil han corroído la esperanza de vida de los sirios. Una realidad para la que la OMS sí tiene datos: la de ellos ha pasado de 72 años en 2010 a 59 en 2016. La de ellas, de 75 a 69 años.