Las revisiones ginecológicas son importantes en todas las etapas de la vida de la mujer

Smiling grandmother, mother and daughter looking up

..Flor Cid.
La importancia y el valor de las revisiones ginecológicas regulares desde la adolescencia constituyen una realidad para la mujer en todas las etapas de su vida. Entre otros aspectos, facilitan tanto la prevención como el diagnóstico precoz de las enfermedades, además de proporcionar una atención individualizada, acorde con las circunstancias de cada paciente. En este sentido, la Dra. Cristina Canseco, coordinadora médico de HM Gabinete de Velázquez, hace referencia a la necesidad de llevar a cabo unos buenos hábitos de vida, un cribado de las enfermedades de transmisión sexual y destaca la utilidad de la vacunación frente al virus del papiloma.

Las revisiones ginecológicas facilitan la prevención, el diagnóstico precoz de las enfermedades y proporcionan una atención individualizada

El valor del inicio temprano de las revisiones ginecológicas
El inicio temprano de las revisiones ginecológicas, de periodicidad variable en función de las necesidades de cada mujer, resulta un aspecto de especial relevancia, de modo concreto en los casos de niñas con menarquías precoces e hipermenorreas desde el inicio de sus reglas. La experta destaca el apoyo que requieren las jóvenes con dismenorreas incapacitantes o con trastorno de la alimentación asociados, de cara a mejorar su calidad de vida. Otro aspecto relevante es la valoración citológica tras las primeras relaciones sexuales.

Diferente atención en función de la edad de la mujer
La edad de la mujer es un factor determinante del tipo de trastornos a los que puede verse expuesta, así como de las atenciones médicas que debe recibir. De este modo, la Dra. Canseco indica que hasta los 20 años es posible encontrar alteraciones del ciclo menstrual y dolor menstrual y durante las relaciones sexuales. Hasta los 30 años cobra una mayor relevancia la anticoncepción y el cribado citológico de lesiones por el VPH. Entre los 30 y los 40 años influyen más los aspectos relacionados con la maternidad y con el estado del suelo pélvico tras el parto. A partir de los 40 es preciso llevar a cabo mamografías para la prevención del cáncer de mama. Desde los 50, la atención se centra en la perimenopausia y la menopausia, que pueden requerir de la intervención del endocrino y del cardiólogo. A partir de los 65 años las preocupaciones se centran en la pérdida de masa ósea, los problemas relacionados con la atrofia y debilidad del suelo pélvico, los prolapsos y la incontinencia urinaria.

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