Publicado en La Vanguardia
Una persona que nazca hoy tiene una esperanza de vida de 83 años, diez años más que los nacidos en 1975. Son varios los factores que han impulsado este ascenso. El más determinante, la introducción de nuevos fármacos, responsable del 73% de la prolongación de la esperanza de vida. Sin embargo, en el ‘prospecto’ del nuevo medicamento se leen otros beneficios. Una letra pequeña pero determinante para la calidad de vida de la sociedad sobre la que merece la pena poner la lupa para la que debemos seguir innovando. En la primera mitad del siglo XX, las medidas de salud pública e higiene puestas en marcha, como por ejemplo una adecuada gestión de las aguas residuales o el suministro de agua limpia a la población, fueron claves para la mejora de la calidad y la esperanza de vida de los ciudadanos. Una esperanza marcada también por factores como el nivel educativo de la población o el progreso de las condiciones socioeconómicas.