Publicado en El Mundo
Un tumor cerebral obligó a Arantza a hacer las maletas y recorrer más de 2.000 kilómetros hasta Alemania para que su pequeño Diego pudiera recibir la generación más avanzada de radioterapia. El niño sólo tenía dos años y los médicos lo vieron claro. Debían descartar la radiación convencional y apostar por una modalidad muy prometedora que en España aterrizará a finales de 2019: la protonterapia. La misma prescripción le hicieron a Fermín, un hombre de 49 años con un tumor en la base del cráneo. No le quedó más remedio que viajar a Pavía (Italia) para acceder a la que era ya la única vía posible de tratamiento. Gracias a la radiación con protones, la incidencia de segundos tumores en niños como Diego puede reducirse hasta en un 30%. Al entrar en el cuerpo, argumenta Carlos Ferrer, presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), «estas partículas prácticamente no liberan radiación hasta llegar a la lesión».