Una intervención basada en la evidencia reduce un 28% la prescripción de psicofármacos para la demencia

..Elena Santa María.
Un estudio observacional y multidisciplinar publicado en la revista BMC Geriatrics y liderado por Mireia Massot, miembro de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) y FAP del Instituto Catalán de la Salud,  ha demostrado cómo una intervención basada en evidencia, con la creación de una guía farmacoterapéutica por un equipo multidisciplinar y la revisión de la medicación centrada en el paciente, podría reducir considerablemente el uso de psicofármacos en pacientes institucionalizados con demencia.

Concretamente, según la investigación la intervención redujo en un 28% de media la prescripción de fármacos psicotrópicos en pacientes institucionalizados con demencia. Por tipo de medicamentos, los antipsicóticos fueron los que presentaron una reducción más acentuada (49,66%), seguidos de los inhibidores de la acetilcolinesterasa y la memantina (28,57%) y los antidepresivos (28,48%).

Los antipsicóticos fueron los que presentaron una reducción más acentuada (49,66%), seguidos de los inhibidores de la acetilcolinesterasa y la memantina (28,57%) y los antidepresivos (28,48%)

Esta reducción también fue significativa en el número promedio de psicofármacos prescritos por paciente, que disminuyó desde 2,71 del inicio del estudio hasta los 2,01 a los 6 meses de la implantación del nuevo protocolo.

El estudio partió de la elaboración de una guía por un equipo multidisciplinar formado por un neurólogo, un psiquiatra, un geriatra, un psicogeriatra, dos médicos de familia y cuatro farmacéuticos, que diseñaron las pautas terapéuticas para el tratamiento farmacológico y no farmacológico de los síntomas psicológicos conductuales relacionados con la demencia.

A partir de la elaboración de la guía, un equipo compuesto por médico y farmacéutico concertó entrevistas con las residencias para explicar el proyecto y establecer reuniones conjuntas con el médico y la enfermera de las mismas con el fin de revisar la medicación aplicando los principios de la guía. Para ello se realizó un diagnóstico de situación del paciente en el que se valoraron su estado cognitivo, las comorbilidades y su fragilidad para, finalmente, tomar la decisión de continuar o no con la prescripción de una manera conjunta entre todos los profesionales implicados.

Se realizó un diagnóstico de situación del paciente en el que se valoraron su estado cognitivo, las comorbilidades y su fragilidad para, finalmente, tomar la decisión de continuar o no con la prescripción

La revisión de la medicación fue centrada en cada paciente y obtuvimos unos resultados muy buenos. La inercia terapéutica y la fragmentación del sistema, a veces, conducen a la polimedicación. Y otro factor a tener en cuenta es que deprescribir un psicofármaco no siempre es fácil porque los médicos suelen ser reacios por temor a una descompensación de los pacientes”, reflexiona Massot.

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