Innovar, pensando en valor y resultados en salud, desde una perspectiva enfermera

..Carlos Peña Laguna. Director de Enfermería del Área de Salud IX del Servicio Murciano de Salud.
Innovamos todos los días, en mayor o menor media. Innovamos cuando pensamos, cuando nos enfrentamos a problemas o situaciones que difieren a las estandarizadas. También innovamos cuando pretendemos realizar el mismo proceso de una manera diferente, ya sea eficiente o que nos proporcione una mayor satisfacción o placer. También innovamos para cumplir nuestras expectativas de autodesarrollo.

Todo el mundo innova, la innovación no es exclusiva de nadie. Lo que ocurre es que el impacto de las innovaciones puede ser diferente, el cambio que producen, diverso, así como también la habilidad para presentar ese impacto a la sociedad, eso, permítanme, es marketing puro y duro. Y no me estoy refiriendo a la acepción más peyorativa del concepto, sino precisamente a todo lo contrario, a la gran habilidad para poder contar nuestros logros, hacerlos visible y que generen todavía mayor cambio en la sociedad. Es el gran componente social que tienen la innovación hoy en día, en una era de la comunicación donde internet ya hace tiempo que rompió todas las barreras posibles y donde todavía muchos cuestionan el gran impacto que tiene en las decisiones que tomamos cada día.

Los individuos acceden a la información de una manera mucho más democrática y transparente, también a la innovación, y en una era social y humanista en la que vivimos, por qué no intentar escoger la innovación que nos haga vivir mejor, más plenamente y con un desarrollo completo dentro del camino que es una vida completa.

El impacto de las innovaciones puede ser diferente, el cambio que producen, diverso, así como también la habilidad para presentar ese impacto a la sociedad

Sin embargo, es complejo identificar una respuesta única para definir lo que es valor para cada persona, si pensamos en un ser individual, menos complejo. Si pensamos en un colectivo, siempre desde un enfoque orientado a la mejora de las anteriores. Si saltamos al ámbito de la gestión, en el que me encuentro, el valor podría tener también muchas dimensiones, muchas de las cuales llegamos después de una evolución de décadas desde un modelo puramente biomédico, centrado en la enfermedad.

¿Por qué no? Estamos hablando de dar un paso más allá. El valor no es solamente curar la enfermedad, que, si es una de sus dimensiones, también es que estas decisiones que tomamos los gestores (macro, meso o micro) sean las más adecuadas en términos coste oportunidad, pero nos olvidemos de que nos encontramos en el siglo XXI: también valor es que nuestras decisiones tengan en cuenta aspectos humanistas y centrados en las personas.

Todo este compendio de “valores” hacen todavía más complejas las tareas de gestión sanitaria, especialmente cuando hablamos de sostenibilidad del sistema, ganar salud y tener en cuenta todos los factores humanistas y que rodean a la persona. Una combinación difícil, pero a la vez orientadora en cuanto a la proyección. Conseguir los mayores niveles de salud en la población, de la manera más sostenible posible y cercano a la persona. A mi esto me suena a trabajar en la comunidad, en los determinantes que más afectan a la salud.

El valor no es solamente curar la enfermedad, que, si es una de sus dimensiones, también es que estas decisiones que tomamos los gestores (macro, meso o micro) sean las más adecuadas en términos coste oportunidad

La inversión en este apartado es mínima respecto a lo que cuesta otras grandes empresas, que precisamente indicen en el problema cuando ya se ha generado en lugar de intentar que nunca llegase a producirse.

En 2014 la Fundación Economía y Salud congregó a más de 100 expertos con una heterogeneidad enorme, para hablar de cómo se orienta el sistema sanitario para hacerlo mejor. Políticos, economistas, gestores, enfermeros, médicos, trabajadores sociales, industria, derecho…. Una lista interminable. Fruto de ese encuentro se establecieron 100 líneas de trabajo, sobre las cuales se han ido trabajando en años anteriores, pero cuya agrupación en 10 áreas claves a mí lo que realmente me gusta más del resultado de ese documento. Y sorprende, que no debería hacerlo tanto, que el top nº 1 de todas es el “Empoderamiento y autocuidados del paciente y el ciudadano”.

Hablar de todo lo que se podría hacer en esta línea de trabajo, partiendo de modelos ya existentes y de nuevos modelos actuales, podría resultar una empresa ardua puesto que existen tantísimos ecosistemas como poblaciones en el mundo, diversos sistemas de provisión sanitaria y hasta de pensamiento. No fue hasta 2015 que determinadas sociedades científicas, en el ámbito de la enfermería, decidieron crear un grupo de trabajo cuyo objetivo final pusiera en valor todo lo que la Enfermería puede hacer para liderar este cambio tan necesario y aquí enlazo con la parte inicial de mi artículo, siempre abordando las decisiones en términos de ganar más salud, de conseguir una mayor sostenibilidad y cerca de los ciudadanos. El resultado estuvo claro, no sin un ingente trabajo, pero permitió realizar una primera aproximación a todo lo que la enfermería puede y debe hacer para liderar este cambio tan necesario que nos está pidiendo la sociedad. Y lo hizo abordando modelos existentes como la gestión de casos, pero también incorporando innovación con figuras nuevas como las enfermeras de práctica avanzada o de provisión, como el Buurtzorg de los Países Bajos, donde se lleva la atención a la comunidad fuera de los centros de salud convencionales y con autogestión.

No fue hasta 2015 que determinadas sociedades científicas, en el ámbito de la enfermería, decidieron crear un grupo de trabajo cuyo objetivo final pusiera en valor todo lo que la Enfermería puede hacer para liderar este cambio tan necesario

¿Suena a futuro? No, es presente. Es tan presente que se nos está escapando de las manos, mirar hacia un lado ya no sirve. Todos nos acordamos cuando llegó la informática para sustituir el papel, cuando llegaron los smartphones, para sustituir a los teléfonos convencionales, o las redes sociales para transmitir la información. Todavía más de una empresa, actualmente desaparecida, seguro que se estará preguntando “por qué no supe ver la oportunidad”. Es cierto que el pensamiento humano está orientado hacia evoluciones de carácter más lineal y temporalmente más pausadas y todo lo que va más rápido, incluso hablamos de progresiones geométricas, provoca rechazo al cambio y se percibe como amenazas hacia el statu quo. El problema viene cuando pasas demasiado tiempo en esa inactividad del statu quo y el tren pasa, continua y termina abandonando la estación. De repente te has convertido en ineficaz, tus expectativas han divergido de las de tu cliente, el paciente, y no le das respuesta como quiere. Puede que intentes refugiarte en los modelos del siglo pasado, en una medicina bio-médica que solamente busca resultados y actividad, pero no señor, te das cuenta de que eso ya no funciona y que tu actitud paternalista, hacía los ciudadanos ya no sirve. Es hora de cambiar

Para la OMS este es el año de la Enfermeras. Ha lanzado una campaña preciosa, de tres años de duración, que busca que las enfermas ocupen un papel preeminente en las organizaciones para enfrentar los desafíos de salud del siglo XXI. Quiere a más enfermeras en las políticas de salud para, por qué no, actuar de catalizadores de ese cambio, pero con personalidad propia. Viviremos una campaña de tres años en la que según la propia OMS y el Consejo Internacional de Enfermería, solicitan a los gobiernos, profesionales sanitarios y usuario de la sanidad, que valoren más a las enfermeras y apuesten por su liderazgo para prestar cuidados de la mejor calidad. Según la propia OMS, las enfermeras son el eje de los sistemas sanitarios y desempeñan un papel crucial tanto en la promoción como en la prevención, tratamiento y cuidados.

El mundo gira, las cosas cambian, moverse a veces genera miedo y resistencias al cambio, pero, está claro que desarrollar la enfermería, e incluirla en la toma de decisiones mejoraría la salud de los ciudadanos, ayudaríamos a enfrentarnos mejor a los retos de financiación en una sociedad más envejecida, y podríamos aportar mucho valor desde el punto de vista del paciente, si logramos llevar todavía más la salud al domicilio y la comunidad. Las enfermeras presentan la mayor fuerza laboral de la sanidad en el mundo, efectuar cambios en este colectivo, que desarrollen o permitan implementar innovaciones basadas en valor y resultados en salud, es la mejor de las estrategias que podemos realizar. La OMS pide que en ese desarrollo, que en ese cambio de las políticas, para adaptarnos mejor a los retos de nuestro siglo, también están las enfermeras en las decisiones. Empoderémoslas, dándoles protagonismo y permitiéndoles aportar su perspectiva del sistema. Incluyámoslas en ese cambio tan necesario de modelo asistencial incorporando su visión de 360º. Desbloqueemos su desarrollo y permitámoslas caminar para quizás hacer mejor las cosas de otra manera.

“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños” (Eleanor Roosevelt. Cambiémonos a nosotros mismos para lograr cambiar el mundo. El límite, en nuestro sistema de salud, nos lo ponemos nosotros mismos. #NursingNow

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