8M: Las doctoras hacen de Pepito Grillo para alcanzar puestos de responsabilidad

..Elena Santa María.
Lo haces muy bien, solo te falta el bigote”, esta frase la recibió la médico de emergencias María Andrés por parte de un paciente. Este tipo de valoraciones se escuchan cada vez menos ya que la incorporación de la mujer a las profesiones sanitarias, especialmente a la Medicina, se ha normalizado, llegando incluso a ser mayoritaria.

El porcentaje de mujeres colegiadas se ha ido incrementando en las últimas décadas. En 1980 eran el 17,4%; en el 2017 el 50,4%. Y todo parece indicar que esta cifra seguirá aumentando, puesto que el 64,1% de las plazas MIR en 2018 fue ocupado por mujeres. Pero la cosa cambia cuando se trata de puestos de responsabilidad en los que las mujeres ocupan en torno al 20%. Concretamente, de los 52 colegios de médicos que hay en España, solo siete están presididos por mujeres; y de las 45 sociedades científicas que forman parte de la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (FACME), ocho están presididas por mujeres. Por especialidades, las quirúrgicas son las que tienen más brecha de género, brecha que también se evidencia en la actividad docente e investigadora. La representatividad de las mujeres en la carrera académica desciende según se va avanzando en el escalafón, con entorno a un 15% de mujeres en puestos de liderazgo. En cuanto a la investigación, según la Asociación Española contra el Cáncer y la Fundación La Caixa, el número de jefas se sitúa alrededor del 30%, siendo su media de edad de 50 años.

La representatividad de las mujeres en la carrera académica desciende según se va avanzando en el escalafón, con entorno a un 15% de mujeres en puestos de liderazgo

En una Jornada impulsada por el Grupo Español de Mujeres Hepatólogas (GEMHEP) y la asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), celebrada el pasado mes de octubre se señalaron tres causas por las que las mujeres tienen dificultad para alcanzar los puestos de decisión. La primera de ellas es la conciliación entre la vida personal y la profesional. “A veces tenemos que renunciar a muchas cosas, las mujeres hacemos mucho trabajo invisible porque pensamos que nadie más lo asume –explica la Dra. Mª Dolores Pino, presidenta de la Sociedad Española de Nefrología-. Hay que salir de los cánones antiguos donde se nos establece un patrón que parece que es nuestro y no se puede delegar a nadie más”. La presidenta de la S.E.N. cree que lo mejor es optar por medidas de flexibilidad laboral que faciliten esa conciliación de la vida profesional y personal, y “también es necesario fomentar el liderazgo femenino, es un tema que hay que trabajar en las empresas, en la universidad, en la familia, en la sociedad en general”. La segunda causa que se señalaba en la Jornada Mujeres y Medicina son los sesgos inconscientes que evalúan a la baja la capacitación de las mujeres; y la tercera, la falta de autoconfianza de las propias mujeres, que se sienten menos preparadas para determinados puestos.

Si somos capaces de tomar decisiones y negociar en nuestro hogar, ¿por qué no trasladamos esta estrategia al campo empresarial?

No obstante, la Dra. Pino, que es la primera presidenta de la S.E.N. en sus 55 años de existencia, reconoce que está habiendo un cambio de tendencia. “Tenemos siempre una visión estratégica del hogar, tomamos decisiones, estamos siempre negociando, si no es con la pareja es con el hijo. Si somos capaces de hacer esto en nuestro hogar, ¿por qué no trasladamos esta estrategia al campo empresarial?” se pregunta la presidenta de la SEN. Ese es el trabajo que se está haciendo y que está provocando cambios, insiste. “Para optar a un puesto directivo una mujer no es mejor que un hombre por ser mujer, creo que una mujer puede ser mejor igual o peor. Personalmente creo que da igual el género, lo que debe contar son los valores de la persona, sus conocimientos, sus actitudes, sea hombre o mujer. Pero sí es verdad que debe haber las mismas oportunidades para todos y por ahora no las hay”. Este cambio que se está produciendo, afirma la Dra. Trinidad Serrano, jefa de sección de Hepatología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y una de las promotoras del GEMHEP, no es una tendencia natural, sino que se está dando porque las mujeres se están organizando y lo están demandando. “Estamos haciendo de Pepito Grillo”, explica.

Para optar a un puesto directivo una mujer no es mejor que un hombre por ser mujer,  puede ser mejor igual o peor, pero sí es verdad que debe haber las mismas oportunidades para todos

Ese Pepito Grillo se concreta en iniciativas como la del Grupo Español de Mujeres Hepatólogas, que siguiendo el ejemplo de las cardiólogas se constituyó para reclamar la presencia de mujeres en congresos y simposios. “Solo por el hecho de existir ya cambia el panorama, ya se conciencian y cuando tienen que elegir algo o hacer una propuesta para la Junta Directiva piensan que tienen que contar también con nosotras”, confiesa la Dra. Serrano. Las mujeres de la Asociación Española contra el Cáncer, por su parte, se han constituido como ASEICA Mujer, cuyo objetivo principal es la visibilización del trabajo de las mujeres científicas. “No podemos seguir pasivos ante los datos que nos recuerdan una y otra vez que el techo de cristal sigue ahí, queremos cambios reales a favor del reconocimiento del talento femenino”, señala la Dra. Soengas, coordinadora de dicho grupo. Por la misma razón surgió la iniciativa #mUEjeres, de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias. Todas ellas demuestran que el camino hacia el acceso equitativo a los puestos directivos ha comenzado, pero que aún queda mucho por hacer, y no solo este 8 de marzo.

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