“Doña Francisquita” vuelve de nuevo a la Zarzuela con una producción especial

..Redacción.
Con una versión demasiado  libre del director de escena Lluis Pascual, realizada en coproducción con el Liceo de Barcelona  y la Ópera de Lausanne se presenta de nuevo en el escenario de la Zarzuela este sugestivo título de  Amadeo Vives  preparado en tres actos sobre el libreto de  Federico Romero  y Guillermo Fernández Shaw basado en la obra de Lope de Vega “La discreta enamorada”. Las representaciones, que finalizarán  el 2 de junio,  estarán dedicadas a la memoria de Alfredo Kraus con motivo  de la conmemoración del vigésimo aniversario de su fallecimiento.

Desde que  el 17 de octubre de  1923  se estrenó en el madrileño Teatro Apolo, este genial título de Vives ha recorrido siempre con gran éxito  la mayoría de los grandes teatros líricos  de todo el mundo. Al Teatro  Nacional de la Zarzuela llegó tan solo cuatro meses después de su estreno y en estos casi cien años de vida se ha representado con normal asiduidad en su escenario con la presencia  de grandes directores como José Tamayo, José Luis Alonso (1956), Emilio Sagi y Luis Olmos (2010)  e intérpretes como Alfredo Kraus que dio vida al papel de Fernando en diversas ocasiones. “Doña Francisquita” es la zarzuela grande por excelencia, una de la más deseada por el público  para disfrutar con las geniales melodías de Amadeo Vives y una de las que mejor recogen el costumbrismo del Madrid  del Romanticismo.

Las representaciones, que finalizarán  el 2 de junio,  estarán dedicadas a la memoria de Alfredo Kraus

Su contenido da cauce a una controvertida y novedosa historia de amor, ofrecida a través de una música evocadora y viva, que desde el primer momento cautiva profundamente al  aficionado por la extraordinaria belleza de su partitura en la que se encuentran  numerosos pasajes para lucimiento de sus intérpretes a través de grandes dúos, concertantes y atractivos números corales. .

Su puesta en escena ha sido concebida por Lluis Pascual -según él mismo ha explicado- como si de una grabación discográfica se tratase, vivida en tres momentos técnicos e históricos muy diferentes. El primero se desarrolla en una hipotética grabación discográfica realizada durante los años 30. En el segundo la acción se traslada a otra grabación, pero ya de  RTVE de los años 60 y el tercero corresponde a un ensayo general de la época actual en la que se da entrada a numerosos elementos escenográficos auxiliares y de gran brillo para realzar su belleza. Todo ello siendo completamente fiel a la música original de Vives, de la que no se ha cambiado ni omitido absolutamente nada, según afirma el director musical Oliver Díez, pero,  sí con la obligada adaptación del fluido texto original del libreto, que la mayoría  de las obras de este carácter requieren pasado cierto tiempo.

Su puesta en escena ha sido concebida por Lluis Pascual -según él mismo ha explicado- como si de una grabación discográfica se tratase

Como prueba de su interés general, el cine se fijó en dos ocasiones en este título para trasladarlo también a la pantalla grande. La que más éxito cosechó fue la producción  de 1953 en la que bajo la dirección de Ladislao Vadja y la producción de Benito Perojo intervinieron personajes de la escena  como Antonio Casal, Enma Penella, Manolo Morán y José Isbert, entre otros grandes actores y cantantes.

Se ha contado también con tres colaboraciones especiales; la de la “Rondalla Lírica de Madrid” dirigida por Enrique Gracía Requena, la de Lucero Tena con sus inseparables castañuelas y la del  veterano actor  Gonzalo de Castro, que asume la función de narrador, productor o presentador general en todo el recorrido escénico.

Puesta en escena
Las novedades en este campo,  si  cuajan como vulgarmente se dicen, bienvenidas sean. Pero si, dado su carácter, son como las que para esta producción ha concebido Lluis Pascual, como su desarrollo escénico  ha ido claramente de menos a más. Hay que encajarla  como mínimo dentro del terreno de la duda o, apurando un poco más, en el de la división de opiniones. ¿Razones? la renovación que todo género necesita y más el de la zarzuela?, Si..pero.

Frente a un primer acto, anodino, distante y con un planteamiento dotado de una  resolución demasiado fácil, se pasa a un segundo algo lleno de tópicos a pesar de ser un poco más vivo y atractivo,  para continuar con el tercero bastante más sugestivo  por la serie de elementos complementarios  a los  que Pascual ha recurrido; como la inclusión del audiovisual de  Celeste Carrasco con imágenes de la versión cinematográfica de 1934 dirigida por el alemán H. Behrendt – la menos vistosa que el celuloide ha recogido-, el brillantísimo ballet de Nuria Castejón dotado de una vistosa y expresiva coreografía y la  intervención personalísima y sentimental de Lucero Tena  que hace grande solo con sus manos ese pequeño instrumento que nadie como ella maneja, que ha servido para proporcionarle más fuerza y atractivo, si cabe, a ese conocidísimo pasaje del fandango, que tanta fuerza y brío proporciona a la música de Vives, como si fuera la guinda de ese  innegable atractivo musical de la partitura. Una presencia que, sin duda, le ha proporcionado el valor y la importancia que realmente tiene, muy bien dibujada en la escena con esos acertados primeros planos de la genial intérprete. Muy bien resuelto escénicamente el número de la “ronda de enamorados” situado en el declive de su brillante tercer acto, el mejor, sin duda y, como corresponde, el más aplaudido por el público.

Frente a un primer acto, anodino, distante y con un planteamiento dotado de una  resolución demasiado fácil, se pasa a un segundo algo lleno de tópicos

Antonio Fauró, como ya es habitual, ha realizado un gran trabajo con el coro, que tanto protagonismo tiene en esta obra y, además, ha tenido la virtud  de haber sacado del anonimato general con que habitualmente se trabaja en el mismo,  a nada menos que a ventidos intérpretes que, con éxito, han pasado a la intervención de primera línea. Una prueba más de su eficaz labor en este campo.

El doble elenco , integrado por voces tan  valiosas como las de  Sabina Puértolas, Sonia de Munck ( Doña Francisquita) Ana Iborra y María Rodríguez (Aurora) han actuado con sobriedad y elegancia gracias a la expresividad y madurez de su timbre. A las que se han unido con  este símbolo de calidad  las intervenciones de Ismael Jordi (Fernando), María José Suárez (Doña Francisca) Santos Ariño (Don Matías) y un irregular Vicenc Esteve (Cardona).

Antonio Fauró, como ya es habitual, ha realizado un gran trabajo con el coro

La introducción del personaje productor, realizador o presentador general de la obra, también muy discutible por su poco brillante trabajo, a pesar de la buena interpretación del experimentado actor Gonzalo Castro.Su presencia resultó bastante forzada que añadía poco o nada  a la representación.

Oliver Díaz, gran conocedor de los entresijos de esta para todos difícilísima partitura  de Vives, salvo en determinadas afinaciones,  ha realizado, junto con la Orquesta  titular y la Rondalla Lírica de Madrid una versión espléndida y lucida que, a pesar de estar centrada en Madrid fue  realizada  por un insigne  compositor  como Vives,  nacido en Cataluña ( Collbató 18/XI/ 1871) y fallecido en Madrid (12/12/1932) que, como debe ser,  no supo   hacer nada más que buena música.

A pesar de estos últimos  comentarios, consideramos que el público en general debe sentirse francamente satisfecho  por el  esfuerzo que, en todos los órdenes, ha realizado la Institución de la Zarzuela para presentar como se merece esta excelente obra  que el paso del tiempo la está haciendo  cada vez más atractiva.

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