“El Caserío” de Guridi abre la Nueva temporada artística de la Zarzuela

Una atractiva historia de amor dotada de un gran interés dramático inmersa en una estructura teatral típicamente vasca

..Redacción.
El Teatro Nacional de la Zarzuela levanta el telón de su próxima temporada lírica con uno de los títulos más representativos del genial compositor vasco Jesus Guridi Bidaola (1886/1961) Una comedia realizada en tres actos sobre el libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw. Su estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, el 11 de noviembre de 1926, supuso para el autor uno de sus más resonantes éxitos.

Tras sus experiencias escénicas anteriores; sin abandonar el ambiente vasco en su obra, quiso emprender un nuevo camino con la zarzuela, confiando en que su maestría y olfato teatral y musical podrían situarle pronto entre los grandes del género.

Cuando poco después se presentó en el Teatro Príncipe de Vitoria fue considerada como un auténtico acontecimiento popular mereciendo los mejores elogios de la crítica. El director de orquesta Enrique Fernández Arbós opinó así de ella: “Cada cinco o seis años surgen obras maestras en el teatro lírico. Ahora con El Caserío le ha tocado el turno a Vasconia”. El Teatro Nacional de la Zarzuela, tras casi cincuenta años ausente de su escenario, la repone ahora con una producción procedente de los teatros Arriaga de Bilbao y Campoamor de Oviedo realizada en 2011, remozada escénicamente por Pablo Viar y musicalmente por Juanjo Mena, que cuenta con un destacado doble reparto muy vasco, así como con la orquesta y el Coro titulares del Teatro.

Tras el éxito de su presentación, el compositor le escribía así al conocido tenor Jesús Fagoaga, gran amigo suyo: “Tu sabes que para la composición de mi anterior título, “Amaya”, invertí diez largos años y que apenas gané con ella para comprarme un chaleco. En cambio, con “El Caserío”, empleando solo varios meses para su preparación, he obtenido unos derechos de autor suficientes para poder vivir y descansar adecuadamente con mi mujer y mis hijos. La gloria está bien, pero sin miseria”.

La idea central de los creadores de “El Caserío” fue cantar el alma de un pueblo, el vasco, con los elementos, melodías y ritmos que le son propios, sin recurrir a formas de otros lugares.

Su acción se desarrolla en el imaginario pueblo de Arrigorri , concretamente en el entorno del caserío de “Sasibil”, cuyo dueño, Santi, preocupado por el futuro de su amado caserío, depositario de arraigados valores ancestrales, se las ingenia para despertar una mínima chispa de atracción entre sus sobrinos José Miguel y Ana Mari.

Los libretistas, buenos conocedores del funcionamiento del teatro, pusieron los elementos apropiados para mantener el interés dramático en las añoranzas de un veterano labrador junto a una delicada historia de amor. Si en las obras escénicas que precedieron a este título, Guridi había seguido con mayor o menor precisión los dictados del drama wagneriano, en El Caserío es otra historia. Su estructura musical la constituyen numerosos intermedios orquestales, romanzas, concertantes y pasajes corales sumamente atractivos.

A lo largo de su desarrollo, su gran vena lírica se mostrará sobradamente en determinados y emotivos momentos, que por derecho propio forman parte de esa cuidada serie de fragmentos de zarzuela que con mayor frecuencia suelen recordar los aficionados.

Como gran enamorado de la música, Guridi tuvo una fuerte actividad dentro de este campo. No solo destacó en su trabajo de compositor sino como impulsor de otras actividades; fue un gran organista y responsable de la Sociedad Coral de Bilbao, revolucionando no solo la técnica de actuación del coro sino la de la orquesta.

Puesta en escena
Para la presentación de esta teórica nueva producción, Pablo Viar, al basarse en un trabajo preparado en el año 2011, no habría estado de más que le hubiera dado unas nuevas pinceladas de modernismo, para evitar que aparezca desfasada y, teatralmente, resulte un poco más convincente y atractiva.

Juanjo Mena ha realizado una apreciable labor de precisión y ajuste en la partitura así como en su trabajo con la Orquesta titular del Teatro. Gracias a ello la magnífica obra de Guridi ha podido brillar adecuadamente no solo por su excelente orquestación sino por sus grandes valores sinfónicos.

En la parte vocal, sin desmerecer a nadie, la gran estrella, sin lugar a dudas, ha sido el barítono Angel Ódena, la hermosa personalidad de su voz y su gran temperamento escénico le permitieron ofrecer un “Tío Santi” muy convincente. Sus sobrinos Raquel Lojendio (Ana Mari) y Andeka Gorrotxategui (José Miguel), dotados de unas voces con un bello timbre, especialmente atractivo en los tonos medios, deben recorrer todavía un pequeño camino para alcanzar más fuerza y color en sus intervenciones. Lo mismo que Marifé Nogales (Inosensia) y, un poquito más, Pablo García-López (Txomin)

El coro realizó una impecable labor de apoyo musical y apoyo escénico, especialmente en la atractiva canción de la lluvia. Acertado el pequeño cuerpo de baile -a pesar de contar con solo ocho componentes- muy bien dirigido por Eduardo Muruamendiaraz en las superconocidas danzas populares tan bien orquestadas por Guridi.

Hay que reconocer que la reposición de este “Caserío” ha sido una acertada y oportuna decisión del Teatro Nacional de la Zarzuela que el aficionado agradecerá adecuadamente. La ocasión lo merece.

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