¿A quién le importan los médicos catalanes?

Artur Mas ha desencadenado una tormenta con sus declaraciones sobre la retención del 50% de la paga extra de todas las categorías de sanitarios públicos en Cataluña y retener el pago a las residencias de ancianos durante dos meses. Las distinciones entre los ajustes sanitarios y las inversiones en política nacionalista están totalmente desajustadas.

Es cierto que con la actual crisis económica que padece España hay que hacer ajustes. Todas las administraciones están recortando gastos porque con los ingresos existentes no se puede mantener el equilibrio, y esto implica revisar todas las partidas. Pero Artur Mas se ha encontrado con un sonado problema. Ha aireado la posibilidad de que los médicos catalanes renuncien a la mitad de su paga extra de Navidad y retrasará el pago de las ayudas económicas correspondientes a los meses de septiembre y octubre a las residencias de ancianos. Sin embargo no ha dicho nada de la presión por la inmersión lingüística, de las embajadas catalanas por el mundo o las fiestas de la exaltación independentista.

El ambiente de trabajo no es el más propicio, la crispación crece y se prepara una embestida social por este tema, mientras unos preparan movilizaciones y huelgas para el propio mes de octubre, otros recortan horarios de trabajo reduciendo cirugías o consultas. A la vez el ICS (Institut Català de la Salut) prepara nuevas medidas de ajustes del Gobierno y estudia rebajas salariales para evitar despidos mediante EREs.

La confianza hay que volver a ganarla porque parece que la política está por encima de las personas. La credibilidad de Artur Mas se desinfla con estas acciones y la revisión de sus declaraciones es necesaria. Todos los sindicatos de médicos (Metges de Catalunya, CC OO, UGT, Satse y CATAC) buscan un acuerdo global, pero el temor ya está metido en el cuerpo de los médicos.

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