¿Quién representa los intereses de los médicos?

Colegio de Médicos, sindicatos, sociedades científicas, asociaciones, fundaciones, grupos de trabajo… La profesión médica tiene varios organismos que se “autopostulan” como la voz de los médicos. La mayoría de estos organismos son elegidos voluntariamente por los propios interesados, a los que pagan regularmente y con gusto, porque sí les representan.

Sociedades científicas
Tienen un marcado carácter técnico y su autoridad está basada precisamente en la representatividad. Tienen una enorme capacidad de liderazgo porque la propia voluntariedad de pertenencia obliga a que la gestión esté determinada por la aportación de conocimientos, la organización y por su representatividad. Su legitimidad está fuera de toda duda y son una referencia no solo para los médicos, también para la sociedad.

Sindicatos médicos
El valor de representación de un sindicato está en los afiliados que tiene. El objetivo es defender los intereses de los afiliados y los logros conseguidos deben ser válidos para todo el colectivo y no exclusivamente para los afiliados. Tienen un marcado carácter reivindicativo y su posicionamiento tiene, en muchas ocasiones, un posicionamiento político fruto de los acuerdos que les permiten subsistir. Los liberados sindicales no están bien vistos por los trabajadores.

Asociaciones médicas
Son grupos de médicos que se unen para actividades concretas referidas a sus propios puestos de trabajo, sus estudios científicos o sus intereses personales. La identificación de los médicos con las asociaciones a las que pertenece es muy alta.

Colegio de Médicos
La colegiación es obligatoria en la mayoría del territorio español y ha perdido una gran parte de su sentido al convertirse su propia gestión en una función en sí misma. La comisión deontológica y la validación de títulos es su función original y son dos de las tareas con menos atención en la mayoría de los Colegios. Ha pasado de ser un instrumento para generar confianza en los pacientes a ser unas organizaciones de las que los médicos huyen. Los continuos escándalos son una prueba de su falta de adaptación a la situación real de los colegiados.

Cuando el representante de un Colegio habla por boca de todos los médicos debería tener en cuenta la realidad de los propios profesionales que, en la mayor parte de las ocasiones, no tienen ninguna relación con el Colegio, y pasan muchos años sin participar de la vida colegial.

Si bien es cierto que los médicos no son proclives a la desaparición de los Colegios, también es cierto que no reconocen en ellos la representatividad que se automanifiesta en la mayoría de los presidentes. La identificación de los profesionales está más orientada a aquellos organismos a los que se han adherido voluntariamente. Prueba de ello es que en las propias elecciones la participación pasa de ridícula en cualquier Colegio de Médicos a extraordinaria en una sociedad científica.

La representatividad tiene su balanza claramente orientada y solo la obligatoriedad de colegiación impuesta por la ley la tiene decantada hacia los Colegios. Debería cambiar la ley o cambiar los Colegios.

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