El uso de los probióticos en el Síndrome de Intestino Irritable. Tomás Olleros

..Tomás Olleros, presidente del Grupo Farmasierra.
El conjunto de síntomas que conforman el Síndrome de Intestino Irritable (SII) tiene un impacto relevante en la calidad de vida de las personas que lo sufren, pudiendo incluso deteriorar las relaciones sociales. Debido a que algunos de los síntomas pueden ser concomitantes y a que no se conoce su etiología, su tratamiento ha sido difícil y su curación de momento no es factible.

El uso de medicamentos puede ser útil para paliar ciertos síntomas, pero no es suficiente para conseguir una mejoría global, aparte de que el uso continuado de algunos medicamentos, como son ciertos antidiarreicos, espasmolíticos o antidepresivos, puede ser contraproducente.

Debido a la complejidad de este síndrome, se han establecido los criterios de Roma IV para realizar un diagnóstico claro

Debido a la complejidad de este síndrome se han establecido unos criterios para realizar un diagnóstico claro, estando actualmente en vigor los criterios de Roma IV, y poderlo diferenciar de otros trastornos del aparato digestivo. Los criterios de Roma IV indican, que para que se diagnostique como SII es necesario que haya dolor abdominal con una frecuencia mínima de una vez por semana de promedio durante los últimos 3 meses, asociado con problemas de defecación, incluyendo un cambio en la frecuencia y en el aspecto de las heces.

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Los últimos avances indican que en el SII se produce una alteración de la permeabilidad de la pared intestinal, que hace posible la interacción con ella de gérmenes patógenos, con la consiguiente reacción inflamatoria e inmunológica, ocasionando dolor, asociado con problemas de defecación, como puede ser diarrea, estreñimiento o alternancia de ambos, además de hinchazón y/o flatulencia. Todo ello lleva a una situación más difícil de tratar al darse diversos subtipos de SII.

La microbiota intestinal ejerce un efecto barrera limitando la colonización por parte de los agentes patógenos

Desde hace años se conoce la importancia de la microbiota intestinal, que al ubicarse en la parte más externa de la pared intestinal, ejerce un efecto barrera limitando la colonización por parte de los agentes patógenos, compitiendo por el nicho ecológico y los nutrientes, manteniendo el pH de la zona y produciendo sustancias antimicrobianas. Sin embargo, la integridad de la pared intestinal puede verse alterada por enfermedades, uso de antibióticos y otros medicamentos, cambio de dieta o incluso por el stress o por acontecimientos adversos que pudieran desestabilizar el estado de ánimo. Este último es un campo que está siendo ampliamente investigado en base a la relación bidireccional entre el intestino y el cerebro.

Hace más de 120 años que se conocen los efectos beneficiosos de los probióticos, pero la investigación de sus efectos terapéuticos es mucho más reciente, siendo actualmente un área del máximo interés. Concretamente, en el SII se ha demostrado la eficacia de ciertas bacterias Gram positivas, como son el Bifidobacterium y en menor medida el Lactobacillus, en el SII. También se ha demostrado que solo ciertas cepas de dichas bacterias son realmente eficaces, para lo cual se han llevado a cabo los ensayos clínicos preceptivos, además del seguimiento durante años de su uso en SII, que ha demostrado que la eficacia y la seguridad están en línea con lo observado en los ensayos clínicos.

Se ha demostrado que solo ciertas cepas de dichas bacterias son realmente eficaces

Aunque sobre el mecanismo de acción de estas cepas específicas de Bifidobacterium hay diversas propuestas, también hay una idea clara, y es que la adherencia de estas bacterias al moco intestinal crea una barrera que impide la entrada de patógenos a través de la pared intestinal, evitando de esta manera la reacción inflamatoria y modulando la respuesta inmunitaria.

Además del uso de los probióticos adecuados, hay otros factores que son importantes para el alivio de los síntomas del SII, como son tener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y llevar una vida tranquila, en la que se puedan racionalizar los problemas y situaciones incómodos que suelen surgir.

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