La sanidad privada también contra los recortes

La FNCP (Federación Nacional de Clínicas Privadas) acaba de manifestar una profunda preocupación por la posible reducción de los conciertos sanitarios a raíz de los superanunciados recortes en los presupuestos de la Sanidad sobradamente cacareados por el Gobierno y que tantas ampollas han levantado en todos los sectores, directa o indirectamente afectados por sus medidas. Los recortes tratan de buscar un nuevo modelo basado en la colaboración público-privada. Un modelo con el que el Gobierno valenciano espera ahorrar nada menos que 443 millones de euros, de ahí que no resulte extraño el propósito de aumentar el peso del sector privado en la gestión de los servicios públicos. Con la aplicación de este sistema, la Consejería de Sanidad se preocuparía solo del control de personal estatutario – desde los médicos a los celadores- mientras que el sector privado se ocuparía de lo demás, bien se trate de servicios externalizados o de la gestión de prestaciones complementarias.

Las anunciadas políticas de recortes por todos los lados tienen como consecuencia una natural fuerte preocupación en el sector privado. Una más que probable situación que, como era de esperar, está generando diferentes reacciones en las CC.AA. Por ejemplo, mientras que en la vasca se espera cubrir los recortes del Gobierno Central con fondos propios, en las de Castilla la Mancha y Valencia se están eliminando los conciertos y se trata de favorecer la gestión privada de los centros públicos.

La Federación Nacional de Clínicas Privadas, en cambio, apuesta porque se lleven a cabo otro tipo de medidas como la reestructuración de los recursos públicos para racionalizar al mínimo el gasto sanitario, sin necesidad de que se tengan que eliminar dichos conciertos. La mayor eficacia de la gestión privada es una prueba palpable de la necesidad de que estos continúen.

El profesor de la Escuela Nacional de Sanidad, José Ramón Regullo, resume el problema en estos términos: Los seguros privados individuales en nuestro país son muy baratos, pero encierran la trampa de la “letra pequeña”. Ante cualquier duda, el paciente se ve obligado a pagar de su bolsillo los extras que suponen determinadas pruebas clínicas, o derivarse al comodín de la pública. La Sanidad privada tiene una misión importante que cumplir, pero en muchos casos basa su existencia en ese mullido colchón que cubre a determinados  enfermos crónicos, cuya atención principal la realiza el sistema público, como los oncológicos, los necesitados de un trasplante, o los seropositivos y muchos otros, bastante más complejos.

Hay un viejo axioma en la gestión sanitaria: A mayor oferta, no se distribuye equitativamente la demanda. Muy al contrario, esta aumenta, aún cuando en la Sanidad Pública hay mucho que mejorar, los problemas son de otra naturaleza.

Profesionales y pacientes, todos, deben tener en cuenta que el Sistema Nacional de Salud que actualmente se disfruta en España es muy bueno porque ha costado mucho esfuerzo construirlo o montarlo, pero no impide que sea muy vulnerable a los numerosos y duros ataques que poderes interesados le están dirigiendo de forma parcialista para aumentar su desprestigio con intereses no muy éticos. No es cierta la idea que, recientemente, se está lanzando, en el sentido de que las aseguradoras y los centros privados se niegan a colaborar porque desean apoderarse de esa tarta a la que, hoy por hoy, es difícil hincarle el diente. No debe olvidarse que en España la Sanidad y otros servicios sociales, dentro de muy poco tiempo, cuando entren en vigor los PGE, sufrirán los mayores recortes de nuestra historia. El llamado recorte general de “los primeros 40.000 millones de euros”.

El Comisario europeo de Salud, John Dalli, alertaba recientemente en Bruselas, que en un contexto en el que la palabra “crecimiento” es el vocablo estrella, su principal labor es convencer a las autoridades nacionales de que los recortes en salud, aún cuando no produzcan consecuencias mesurables inmediatas, tendrán efectos desastrosos a medio y largo plazo.

Por ello no es de extrañar  la clara postura de la FNCP al insistir en su idea de que “Si la vía para reducir el gasto sanitario va a ser la reducción de los conciertos con la Sanidad privada, lo que se está primando será la ineficiencia del sistema, ya que está comprobado que la Sanidad privada es hasta 2,5 veces más eficiente a la hora de gestionar los recursos”.

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