¿Qué haría Pinocho si llegara al Colegio de Médicos de Madrid?

Pinocho es ese personaje ficticio que ya ha salido del cuento de Carlo Collodi y que ahora tiene personalidad propia, plástica, porque ahora cada uno le da la apariencia que quiere, pero mantiene la característica por el que todo el mundo le reconoce: sus mentiras que son burdas, fáciles y sencillas de descubrir. El Pinocho de hoy por un lado se sabe poco inteligente y por otro se quiere aprovechar de las circunstancias, se quiere aprovechar de la confianza depositada en él y de la indiferencia general porque  cualquier cosa es válida para esconder sus mentiras. El Pinocho de hoy tiene unos amigos de correrías que se ha encontrado en el camino, más inteligentes y más malos que él. Él lo sabría y tendría que hacerse valer ante ellos como fuera.

Si hoy llegara un Pinocho al Colegio de Médicos, en pleno siglo XXI, no sería de madera, sería de carne y hueso, bien trajeado para parecerse a los grandes personajes del entorno. Pero el Pinocho de hoy iría dejando un rastro claro de quién es porque cualquiera que tratara con él se daría cuenta de sus limitaciones. Sus compañeros se aprovecharían de él, juntos se gastarían el dinero de todos los colegiados, juntos se aprovecharían de los recursos de todos los colegiados, siempre para beneficio propio, y él lo justificaría, ante todos, porque querría ser “más” que todos, para afirmarse. Y sus compañeros estarían tan contentos con él, porque él sería la imagen de las tropelías hechas por todos.

Él, pobre personaje, intentaría ser la cabeza de la corporación, sería “el Presidente”, llegaría incluso a humillar públicamente a los que le querían, se olvidaría de Pepito Grillo y de Gepetto, estaría dispuesto a pactar con cualquiera, bueno o malo, porque el objetivo sería que todos le vieran como el líder, aunque tuviera que convertirse en un gran mentiroso, renegando de su vida anterior. Se preocuparía mucho de decir que todo antes de su llegada era malo y que desde que su llegada a la cúpula todo era maravilloso. Sería un mentiroso profesional, incluso pagaría a otros, con dinero de todos, para que hablaran bien de él. Utilizaría a los colegiados, dejaría de pagar los contratos firmados para meter a sus amigotes, cambiaría de banco aunque fuera perdiendo dinero, acusaría a los demás, cerraría las comisiones que no le apoyan, no daría cuenta de nada, ni siquiera de los intereses de los 48M € del Plan de Pensiones (casi 500.000€)… El objetivo sería una vida fácil, vivir sin trabajar, sin esos estudios que tanto le costaban, ¡qué hay mejor que ser Presidente!

En el siglo XXI Pinocho buscaría amigotes sin escrúpulos dispuestos a “asaltar” el Colegio para su propio beneficio, amigotes dispuestos a mantenerle a él a la cabeza para que disfrute de su posición y él sería feliz, con una posición torpemente justificada. Buscaría asesores presidenciales, y buscaría asesores para los asesores presidenciales, a los que pagaría con el dinero de todos, y renegaría de unos contratos con los mismos argumentos con los que aprueba otros. Sería una calamidad para la corporación, pero sería maravilloso para él, y para sus compinches… hasta que les descubrieran, porque a todos los mentirosos se les acaba descubriendo, ¿y entonces qué?, entonces se marcharía con el bolsillo lleno y la misma poca dignidad de antes.

Pero los colegiados de Madrid no elegirán a un Pinocho en las elecciones del día 24 de Mayo, los colegiados saben a quién elegir, y no quieren a un Presidente que se parezca a este Pinocho, ni tampoco a un Presidente que se parezca a lo que hay ahora porque ya han dicho que no se sienten representados por él.

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