Uno de cada cuatro hogares españoles cuenta con un adulto que padece dolor crónico

Lola Granada
El curso “La dimensión social del dolor”, organizado por la Universidad Complutense de Madrid en sus Cursos de Verano de El Escorial con el patrocinio de la Fundación Grünenthal ha concluido.

Esta iniciativa ha querido poner de manifiesto las importantes repercusiones del dolor crónico en el entorno familiar, entre otros aspectos sociales. Así, por ejemplo, se destacó que tanto los pacientes con dolor crónico como sus familiares o cuidadores, frecuentemente padecen ansiedad e incluso depresión, y en muchos casos se ven obligados a dejar sus trabajos y/o a abandonar sus actividades sociales, tal y como señaló el profesor Juan Antonio Micó, catedrático de Farmacología, director de la Cátedra Externa del Dolor Fundación Grünenthal- Universidad de Cádiz y director de este curso.

Según una encuesta realizada por el Observatorio del Dolor de la citada cátedra, dirigida por la profesora Inmaculada Failde, cerca del 16% de la población española presenta algún tipo de dolor con más de tres meses de evolución y desde hace más de diez años, lo que produce importantes limitaciones en las actividades de su vida diaria. Asimismo, uno de cada cuatro hogares cuenta con un adulto que padece dolor crónico de cualquier causa. La percepción del impacto del dolor es mayor en los familiares cuidadores que en los propios pacientes, aunque ambos identifican las mismas circunstancias asociadas: tristeza y alteraciones del sueño fundamentalmente. A pesar de todo esto, más del 80% de los encuestados se encuentran satisfechos o muy satisfechos con la atención recibida.

Según resaltó el Profesor Álvaro Hidalgo de la Universidad Castilla La Mancha, se estima que el dolor crónico cuesta más de 3.000 millones de euros al año, y en España supone más del 1% del PIB. 

Por su parte, la profesora María Isabel Martín de la Universidad Rey Juan Carlos, destacó que “hoy en día se dispone de los suficientes conocimientos, fármacos y técnicas para controlar el dolor. Aun así, “el déficit de unidades de dolor crónico en España hace que el objetivo de mitigarlo sea difícil de conseguir”, señaló también el doctor Luis Miguel Torres, jefe de la Unidad de Dolor del Hospital Puerta del Mar de Cádiz.

Varias comunidades autónomas han puesto o están en vías de desarrollar planes específicos para el problema del dolor, afirmó la doctora Dolores Martín del Servicio Gallego de Salud, y se esperan resultados satisfactorios a medio-largo plazo.

Sin embargo, los expertos, representados por el presidente de la Sociedad Española del Dolor, el doctor Diego Contreras, resaltan que se ha solicitado a las administraciones “que sean sensibles con el problema que más deteriora la calidad de vida de los enfermos”. El futuro pasa por “potenciar la asistencia especializada, la investigación, la formación y la participación activa de los pacientes”, explican. “Trabajar en estas dos direcciones es rentable económicamente a medio y largo plazo”. Con respecto a las unidades de dolor, estos profesionales ven necesario desarrollar guías para establecer criterios de derivación y prescripción terapéutica; fomentar la creación de nuevas unidades en todo tipo de hospitales y atención primaria; establecer una cartera de servicios específica y realista; y realizar un censo oficial de unidades con el objetivo de dotarlas adecuadamente

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