La rapamicina podría retrasar la aparición del Parkinson y el Alzheimer

Isabel González
El International School for Advanced Studies (Sissa) en Trieste (Italia), ha sido el lugar donde después de cinco años de arduo trabajo, los investigadores han descubierto otro de los grandes beneficios de la rapamicina, según ha publicado la revista Nature este domingo.

Este estudio dio comienzo cuando un grupo de científicos descubrió que en la enfermedad del Parkinson siempre aparecía un déficit en la proteína UCH-L1. Ya un equipo del Brigham and Women`s Hospital de Boston, descubrió que el UCH-L1 codificaba una enzima que desempeñaba un papel muy importante en la degradación de la sinucleína-alfa, la cual se acumulaba en las células cerebrales de los afectados por el Parkinson. Si hay gran cantidad de esta enzima UCH-L1 incrementa la de sinucleína- alfa.

Los investigadores de este estudio no sabían el motivo del déficit de la proteína UCH-L1 y comenzaron un estudio europeo llamado Dopaminet que investigó cómo las células cerebrales con su neurotransmisor, la dopamina, están relacionadas con el Parkinson. Aquí se dieron cuenta que esta proteína se regulaba con su proteína espejo (proteína configurada de manera inversa). Cuando esta proteína espejo se encuentra en el núcleo de la célula, no interacciona con ella, pero al situarse en el citoplasma sí lo hace.

En la enfermedad del Parkinson, su proteína espejo se encuentra en el núcleo por lo que estos investigadores se centraron en encontrar la forma para extraer dicha proteína espejo “in vitro” y hacer que interaccione con la proteína original, y este método se encontró en la rapamicina, que permite que esta proteína salga al citoplasma. Con este descubrimiento se podría llegar a concluir que llega a retrasar enfermedades neurodegenererativas como el Alzheimer y el Parkinson, “puede proteger y retrasar la aparición” de enfermedades neurodegenerativas, señaló el jefe del grupo de  Neuropatología del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell), Isidro Ferrer, uno de los investigadores en este estudio.

La rapamicina, también llamada sirolimus o sirolimús, es un antibiótico natural inmunosupresor, descubierto en los años 70 en la isla de Pascua. Se descubrió por unas investigaciones en ratones viejos, que aumentaba en un 38% su vida útil. Aunque en estudios posteriores también sostenían que a su vez suprimía algunas de las funciones del sistema inmunológico, actualmente se utiliza para evitar el rechazo en trasplantes y en las cánulas implantadas en los pacientes para mantener sus arterias coronarias abiertas. También se está probando como posible tratamiento para el cáncer por el Instituto Nacional del Cáncer Americano (NCI) y caracterizada como agente no citotóxico que retrasa la proliferación tumoral, demostrándose su actividad citostática tanto “in vivo” como”in vitro” sobre diversos tumores humanos.

El Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) comenta que “todavía está muy lejos” su aplicación en pacientes ya que todavía queda todo el proceso de validación con animales y su posible combinación con otros fármacos y esto es un camino largo.

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