Solo el trabajo fuera de España puede aliviar el aumento del paro de los médicos

Alfonso González
Con la sombra de la nueva huelga general convocada para el próximo 14 de noviembre sobrevolando las cabezas de los más de 20.000 médicos que actualmente se encuentran en paro en España se recrudece el sombrío panorama que envuelve a una de las profesiones que soporta uno de los mayores índices de desempleo en nuestro país. Así lo ratifican los sindicatos y muchas de las asociaciones sociales, propiciando con ello que los españoles afronten el nuevo curso con temor, angustia y hasta desesperanza

Ante esta cruda realidad, tanto el profesional como el ciudadano normal se tortura de forma continua, pensando en las soluciones que este macroproblema pueda tener y clama a la desesperada por la aplicación inmediata de unas medidas económicas que puedan empezar a despejarla.

Los Sindicatos, echando, como siempre, balones fuera o mirando hacia otro lado, lo primero que proponen es que sean las administraciones públicas quienes resuelvan directamente el problema, abriendo la mano para convocar nuevas plazas, sin pensar si realmente se puede o no tomar esa decisión, y lo único claro es que la llegada de la solución está todavía, según todos los indicios, bastante lejana, sea cual sea y no hay más remedio que preguntarse: ¿qué hacer mientras? Algunos colectivos de médicos y de estudiantes abogan por utilizar cuanto antes la vía de la emigración a aquellos países de la Unión Europea que en estos momentos se encuentren más receptivos, como Gran Bretaña, Francia, Italia o Portugal. Una alternativa que, no cabe duda, tiene muchos adjetivos; inquietante, interesante y, a la vez, arriesgada por desconocida para muchos. Hay varios países como Gran Bretaña y Portugal donde este fenómeno de la demanda de profesionales de la medicina, se está produciendo con bastante más fuerza, por lo que la posibilidad de encontrar cabida en ellos es, hoy por hoy, bastante más factible. Por ejemplo, el Hospital Público de Santa María en Lisboa, de origen español. De los cerca de 1.400 médicos de su plantilla, un 23% -320 personas- son profesionales sanitarios españoles.

La Administración sanitaria inglesa, incomprensiblemente, pero esa es su realidad, se enfrenta en estos momentos a una fuerte carencia de profesionales de la medicina. Casi puede indicarse que está pasando por una situación dramática. Así lo ha manifestado recientemente en su visita a España, concretamente a la Fundación Hospital de Alcorcón, el ministro de Sanidad británico, Alam Milburn. La mecánica de contratación de profesionales de esta especialidad, según explica Cristina Enbesten, responsable de la Sociedad Anglo Médica, para posibilitar la llegada de nuevos profesionales y facilitar su aclimatación a un país donde el conocimiento del idioma natural es indispensable., les realizan un primer contrato de seis meses, para que durante dicho periodo, la persona interesada pueda ir aclimatándose en todos los aspectos, social y profesionalmente, para que, si les apetece, puedan después quedarse de forma definitiva y especializarse en cualquier ramo de la medicina. Para ello se les realiza un nuevo contrato laboral dotado con unos emolumentos bastante aceptables y con un horario y un número de pacientes para atender, bastante más alto y llevadero que en España.

El aire de Portugal, por la similitud del idioma y el ambiente social, es bastante más asequible y suave. Lo demuestra el hecho de que actualmente en este país se encuentran en torno a 2.500 profesionales españoles, a los que no les ha resultado muy difícil encontrar un puesto de trabajo. Como ha dicho una enfermera, casi se puede tener de un día para otro.

La propia Cristina Enbesten critica con razón la extraña actitud de los Colegios Oficiales de Médicos en España, dado que no informan convenientemente de estas cuestiones, especialmente si se refieren a la situación de necesidad por la que atraviesa Gran Bretaña. Lo demuestra con un ejemplo bastante esclarecedor. De las llamadas que hicieron a 40 colegios, solo seis respondieron adecuadamente. Hecho que confirma el escaso o nulo interés que estas corporaciones, que deberían ser las primeras en ayudar a los profesionales de la medicina en temas tan acuciantes como es el del paro, no están por su defensa, estén colegiados o no. Toda una realidad que contrasta con la de la sociedad de la que ella es responsable. Prestan, desde el principio, todo tipo de ayuda a los profesionales que quieran instalarse allí, como con el espinoso tema del idioma, sino que les facilitan la labor del siempre pesado papeleo de las tramitaciones oficiales. Solo exigen una condición al profesional médico que se desplaza allí con la idea más o menos definitiva de quedarse: que, verdaderamente, tenga ganas de trabajar.

Son consideraciones que pueden servir para, de alguna forma, paliar los efectos de la crisis que se vive en España, agravada en el mes de septiembre por esa rápida destrucción del empleo que se ha producido, a la vuelta del verano. Ha dejado una subida del 35% en el número de parados. De los cerca de ocho mil que había en dicho mes se ha pasado a los mas de doce mil en septiembre. Un 67% más que en el mismo periodo del año pasado. El paro en el apartado farmacéutico – un sector bastante más estable en este aspecto- también se ha visto sorprendido con la llegada a un máximo poco frecuente: 3.235 parados, un 28% más que en 2011.

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