Es necesario garantizar el acceso equitativo a los programas de cribado prenatal y neonatal

En la actualidad se están replanteando las carteras de servicios de la sanidad pública, tratando de armonizarlas y de ponerles límite, con el objetivo de que el sistema público de salud sea sostenible. En el caso de los Servicios del Laboratorio Clínico, la Sociedad Española de Bioquímica Clínica y Patología Molecular (SEQC), muestra su preocupación por garantizar, dentro de todo este proceso, el acceso equitativo a los programas de cribado prenatal y neonatal.  

Y es que, por ejemplo, gracias a los programas de diagnóstico prenatal los porcentajes de detección de malformaciones en el feto se han invertido completamente en España. Estos estudios están orientados a la población general y se desarrollan para detectar precozmente una serie de malformaciones serias con una prevalencia más o menos elevada y generalmente sin antecedentes que sitúen a la gestante como embarazada de riesgo. 

Se trata de malformaciones que no podrían ser detectadas directamente porque exigirían una prueba invasiva (solamente indicadas en aquellas gestantes que tengan un riesgo elevado de portar un feto con una malformación de herencia mendeliana, o por haber sido consideradas de riesgo en el programa de cribado) con el riesgo que su realización conlleva, tanto para la madre como para el feto. 

Dentro de los programas de cribado prenatal de mayor éxito en España, se podrían citar el de cromosomopatías, principalmente Síndrome de Down, en el primero o segundo trimestre de la gestación y la detección de defectos de cierre del tubo neural (espina bífida abierta).

Por lo que respecta al primero, su puesta en marcha ha permitido diagnosticar prenatalmente un porcentaje de síndromes de Down muy elevado, que no sería posible sin la puesta en marcha de este tipo de programas. Aspecto de importancia dado que su prevalencia ha ido creciendo (actualmente es del orden de 3 por 1.000 recién nacidos vivos), al tiempo que también ha ido aumentando la edad de las embarazadas en los últimos años. 

En cuanto a los programas de cribado para la detección de defectos de cierre del tubo neural (espina bífida abierta), comenzaron a desarrollarse a finales de los años 80. En esta fecha no se conocía la incidencia de esta malformación en España y tras el inicio de estos programas se identificó que era superior a 1 por 1.000 de recién nacidos vivos. Tras unos años, la prevalencia ha pasado a ser de cero o próxima a cero. 

Para el Dr. Francisco Álvarez, presidente de la SEQC “la fiabilidad de estos estudios debe ser máxima. El campo del diagnóstico prenatal es una calle de una sola dirección y si existe un error, en general, no tiene solución. Por ello los profesionales que trabajan en este campo son conscientes de este hecho y lo hacen con la mayor rigurosidad. Pero también es cierto que un programa de cribado que no alcance una sensibilidad adecuada, no menor del 80%, no debería ser ofertado”.

En este sentido, para que un programa de cribado tenga éxito, la prevalencia de la malformación tiene que ser la adecuada para que sea rentable su detección. Además es importante conocer su sensibilidad y especificidad, con objeto de tomar decisiones que permitan la optimización del mismo.
 
La participación en los programas de cribado prenatales cada vez es mayor, superando el 90% en la mayoría de los casos y alcanzando prácticamente el 100% en aquellas Comunidades Autónomas con programas de cribado neonatal asentados durante más tiempo.

Pero, subraya el Dr. Álvarez, “es importante que las embarazadas estén informadas de que los programas de cribado no tienen una sensibilidad del 100%, es decir que habrá gestantes con un riesgo normal portando un feto con la malformación que se pretende detectar”. 

Diagnóstico precoz en recién nacidos
Por su parte, el cribado neonatal tiene como objetivo la identificación, antes que aparezcan los síntomas clínicos, de determinadas enfermedades de origen genético, endocrino, metabólico o infeccioso que pueden amenazar la salud y la vida de los recién nacidos. Mediante el uso de pruebas analíticas realizadas sobre una pequeña cantidad de sangre extraída del talón del recién nacido, se identifican los niños que pueden estar afectados por una de estas patologías. Este diagnóstico precoz es fundamental, dado que una actuación sanitaria en los primeros días de vida puede conducir a la eliminación o reducción significativa de la morbilidad, mortalidad o discapacidades asociadas a este tipo de enfermedades. 

La tecnología emergente, principalmente la espectrometría de masas y la biología molecular, ha permitido un progreso muy importante en el número de enfermedades cribadas y diagnosticadas. 

En este campo las Comunidades determinan de forma independiente las patologías y los procedimientos de cribado, lo que hace que el panel de enfermedades a detectar en los distintos Programas de Cribado Neonatal varíen de unas CC.AA. a otras. Por ello, para el presidente de la SEQC, es fundamental llevar a cabo una ordenación y reorganizar la cartera de servicios de cada Comunidad Autónoma tratando de reducir el gasto sanitario sin detrimento de crear desigualdades entre pacientes.

Estos programas deberían cumplir unos criterios básicos y comunes en todo el SNS para garantizar su calidad y la equidad en el acceso. 

La SEQC trabaja de forma continuada en esta área a través de la Comisión de diagnóstico perinatal y el Grupo de Trabajo sobre diagnóstico prenatal. Todos los profesionales que trabajan en la Comisión y el Grupo de trabajo están involucrados en escribir documentos o guías sobre recomendaciones en estos dos campos, prenatal y postnatal, lo que demuestra el gran interés de la SEQC, que además trabaja asesorando al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Para el Dr. Álvarez, al igual que en todos los servicios sanitarios, en el campo del diagnóstico prenatal y neonatal es importante optimizar el gasto en los programas de cribado con objeto de que sean más eficientes y de esta forma contribuir a la sostenibilidad del sistema público de salud, pero esta misma política tiene que ser extendida al resto de la sanidad pública, ya que en esta parte se gasta el 97% del presupuesto y es, por tanto, donde más se puede ahorrar con la optimización del gasto.
En este sentido, para el presidente de la SEQC, “la externalización de laboratorios públicos llevada a cabo en algunas Comunidades Autónomas, además de tener un impacto económico mínimo sobre el gasto global, ha supuesto una pérdida de calidad importante al evitar que el médico pueda estar en contacto físico directo con el facultativo del laboratorio de su hospital”.

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