El ejercicio físico continuo puede mejorar la respiración de los asmáticos

El asma ha tenido un papel destacable en la IX Reunión Controversias y Novedades en Alergia (CYNA). El Dr. Nicola  Scichilone profesor de Enfermedades Respiratorias, del Departamento de Medicina de la Universidad de Palermo, ha presentado, en el marco de este foro científico de reconocido prestigio, el resultado de sus investigaciones realizadas para evaluar si el entrenamiento físico continuado podría modular el grado de respuesta de las vías respiratorias tanto en individuos sanos como asmáticos; ya que aunque el ejercicio es una causa de broncoconstricción en pacientes con asma, también se considera un poderoso estímulo fisiológico broncodilatador. 

“Gracias a estas primeras investigaciones –señaló el doctor- podría ser posible saber si la práctica habitual de ejercicio deberá ser incluida en las directrices para el abordaje del asma como una intervención no farmacológica para la prevención y el tratamiento de los síntomas asmáticos, aunque serán necesarios más estudios que determinen la frecuencia e intensidad óptimas para inducir cambios significativos en la respuesta bronquial”.

Por su parte, el Dr. Hans Bisgaard, profesor de Pediatría de la Universidad de Copenhague y jefe del Centro Pediátrico de Asma de Dinamarca, ha expuesto el trabajo de investigación que desarrolla el centro COPSAC (centro de investigación danés dedicado al estudio del asma en menores), cuyo objetivo es mejorar la comprensión de los procesos fisiopatológicos del asma para mejorar la prevención de la enfermedad, su diagnóstico y tratamiento.

Asimismo, el Dr. Franchek Drobnic, del Departamento de Fisiología del Deporte, CAR, Sant Cugat del Vallés de Barcelona, ha abordado las pruebas más adecuadas para el correcto diagnóstico del asma inducida por el ejercicio (AIE). Dicha patología consiste en el aumento transitorio de la resistencia al paso del aire por las vías respiratorias después de la práctica de ejercicio provocando tos, sensación de disnea, opresión del tórax y sibilancias. 

La mayoría de los pacientes con asma presentan AIE, concretamente entre el 70 y el 90%, según el estado basal del paciente y su condición física. Asimismo, el 9% de las personas que nunca han padecido asma ni alergia también lo puede presentar. De ahí la importancia de realizar pruebas complementarias para su correcto diagnóstico. “Además de prestar especial atención a los datos relacionados con el ejercicio físico del historial clínico del paciente, el médico debe considerar realizar pruebas más específicas para alcanzar un diagnóstico definitivo”, señala el Dr. Drobnic. “Entre ellas –continúa– sería lógico que si el esfuerzo es el que origina la crisis, este fuera el estímulo de referencia; sin embargo, ante los inconvenientes de su práctica se propone la prueba con manitol en polvo, que mimetiza el efecto que provoca el ejercicio permitiendo además realizar un seguimiento de la terapia.” 

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