El equipo de enfermería clave en el tratamiento de las enfermedades en el entorno penitenciario

El trabajo del equipo de enfermería es clave en el tratamiento de las enfermedades en el entorno penitenciario. Tal y como asegura el Dr. Fabio Sternberg, presidente del Comité Organizador del IX Congreso Nacional, XVI Jornadas y I Congreso Internacional de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP), “el núcleo del equipo sanitario lo constituye el binomio médico-enfermero, por ello es importante el abordaje de los diferentes temas de manera conjunta”.  

A día de hoy, son cerca de 650 los enfermeros que trabajan en los centros penitenciarios españoles. “Con la situación económica actual no se cubren las bajas, pero nuestras demandas van dirigidas a evitar que seamos un sistema sanitario paralelo”, explica Sofía Casado, miembro del Grupo de Enfermería de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria, quien además explica que ellos deben hacer “un esfuerzo mayor por estar actualizados y formados en comparación con un enfermero que trabaja en otro entorno”.

Los profesionales sanitarios no tienen acceso al historial médico anterior del interno por lo que es primordial el primer contacto que mantienen con el recluso y la valoración que realizan de su salud, en algunos casos el primer acceso de los internos a la sanidad se produce en el centro penitenciario. “Analizamos factores como antecedentes personales; familiares; el consumo de tóxicos – incluyendo tabaco y alcohol-; exploración física; valoración de peso, talla, tensión arterial y pulso; para ver qué patrones están alterados y cuál sería el mejor abordaje de cualquier posible enfermedad”, apunta Sofía Casado.

La figura del enfermero de prisiones
La figura del enfermero de prisiones no difiere del enfermero que trabaja en un hospital o centro de salud, por ejemplo. “Cobramos mayor importancia en el entorno penitenciario por la atención que damos 24 horas al día”, señala Sofía Casado.

En este sentido, aclara que “no solo atendemos a los adultos, también a los hijos de reclusas en edades comprendidas entre 0 y 3 años que conviven con ellas en unidades de madres y módulos familiares. En general se trata de población joven, pero también hay algunos ancianos. Los reclusos con discapacidades físicas e intelectuales se concentran en las prisiones con mayores recursos para atender estos casos”.

El personal de enfermería penitenciaria forma parte de equipos multidisciplinares que trabajan para mejorar la atención de determinados internos, como pueden ser drogodependientes o enfermos mentales. “En el primero de los casos, contamos con los Grupos de Atención al Drogodependiente (GAD) en todos los centros penitenciarios que dispensan metadona, naltrexona o que promueven los programas de intercambio de jeringuillas”, expone la enfermera Casado. 
“Igualmente”, asegura, “en relación a los internos con problemas mentales cabe destacar que no existen suficientes centros psiquiátricos penitenciarios, por esta razón, en todos ellos se desarrolla el Programa de Atención Integral al Enfermo Mental (PAIEM)”.  Todos estos programas cuentan con enfermeros en sus equipos.

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