Nacho de los Reyes
Nadie se libra de la enfermedad. Es una condición por la que todos pasamos. La sufrimos en nuestra propia carne y – lo que es con frecuencia más doloroso – en la carne de las personas que queremos.
Los que vivimos nuestro día a día en el mundo sanitario también la sufrimos. Nos dicen con frecuencia que hay que aprender a poner una distancia, una coraza, para no hacerte daño con tanto dolor. Y es verdad que un poco te llegas a acostumbrar. Pero hay que estar muy acorazado (o bajo una anestesia muy profunda) para no dejar surgir la pregunta sobre el significado del dolor, o para no sentir la gran impotencia y decepción de no poder solucionar aquello que querrías.
Afortunadamente hay muchas enfermedades que se pueden curar, otras se manifiestan con síntomas que pueden mejorar mucho con los tratamientos actuales, por último hay muchas que no se curan e impactan de una forma tremenda a la vida de aquel que la padece, y de sus familiares y personas queridas.
A todos nos gustaría evitar la enfermedad propia y de los otros, especialmente de los pequeños, especialmente de nuestros hijos, y a todos se nos remueve el corazón al pensar que un hijo puede nacer ya enfermo.
En los últimos años hemos asistido a un avance espectacular de las técnicas de diagnóstico precoz que nos permiten detectar algunas enfermedades en los primeros meses de gestación. Es un campo de estudio y experimentación extraordinario, porque abre las puertas a iniciar tratamientos en las fases más iniciales de la vida. No obstante, estamos viendo cómo estas técnicas con frecuencia se convierten en un simple cribado para detectar a las personas enfermas y evitar que nazcan. Es llamativo cómo ha descendido el número de personas nacidas con Sd. de Down o de otras enfermedades que se manifiestan desde antes de nacer. ¿Podemos hablar en este sentido de un éxito científico?¿A consta de qué? ¿Sólo esto les podemos ofrecer a unos padres gestantes de un niño enfermo?¿Existe una ciencia que pueda ayudar a vivir al hombre enfermo, sin eliminarlo? ¿Qué papel tienen los profesionales cuando no es posible la curación?
A todas estas preguntas queremos intentar dar una respuesta en el acto previsto para la tarde del 16 de Marzo, en el seno del encuentromadrid 2013. Para ello hemos invitado a dos ponentes de reconocido prestigio:
Dra. Mónica López-Barahona. Investigadora en oncología molecular, ha sido decana de Ciencias Biosanitarias en la Unidad Francisco de Vitoria. Experta en Bioética para el Consejo de Europa y para Naciones Unidas y miembro ordinario de la Academia Pontificia Pro Vita. Además es Directora de la Cátedra de Bioética de Jérôme Lejeune.
Nos hablará de forma clara acerca del inicio de la vida. Nos explicará conceptos básicos de los que oímos hablar con frecuencia, como diagnóstico prenatal, diagnóstico preimplantacional, selección de embriones, eugenesia, fecundación in Vitro,… así como sus implicaciones éticas.Dra. Ana Martín Ancel. Neonatóloga, trabaja en el Hospital San Joan de Deu de Barcelona. Nos hablará de su proyecto y los primeros pasos en la creación de un “Hospice neonatal”, un lugar dentro del hospital dónde se pueden cuidar a los niños nacidos enfermos, incluso aquellos que sabemos que no vivirán mucho tiempo, posibilidad real de acompañar a unos padres durante la gestación, el nacimiento, y los momentos después, incluso dentro de la enfermedad.
La mesa redonda estará moderada por la Dra. Inmaculada Navas, vicepresidenta de la asociación cultural Medicina y Persona. Estará abierta a preguntas del público después de las exposiciones de las dos ponentes. Al final del acto se podrá adquirir el “Manual de Bioética para Jóvenes” editado por el Centro de Estudios Biosanitarios en colaboración con la Fundación Jérôme Lejeune de París.
Encuentromadrid 2013 – Asociación Medicina y Persona
Sábado, 16 de Marzo de 2013, a las 16h.
Teatro Auditorio Casa de Campo. Madrid.
