Cinco siglos curando las crueldades de la guerra

La figura del médico ha estado presente en el campo de batalla desde el comienzo de la historia. Como explicaba Hipócrates, “la guerra es la mejor escuela del cirujano”. Durante la Sesión Científica Conmemorativa 500 años de Sanidad Militar, celebrada en la Real Academia de Medicina de Madrid, Juan Carlos Hernández Navarro, jefe de la Agrupación Hospital de Campaña Acuartelamiento General Arteaga, afirmó que “la guerra precisa de la atención al herido; por ello, la sanidad militar ha existido siempre”. El tratamiento médico por causas militares se remonta al Imperio romano donde cada legión y cada cohorte contaba con sus medicus que dependían del medicus ordinarius. Según explicó Hernández, los heridos eran evacuados por camilleros hasta carros, que a su vez eran transportados hasta los valetudinarium, enfermerías de los campamentos. Sin embargo, en la península Ibérica, el servicio sanitario militar no aparece de forma regular hasta el reinado de los Reyes Católicos. A finales del siglo XV se incluyó la figura del facultativo en plantilla, así como el sistema de financiación sanitaria. Cada tercio tenía su médico, cirujano y ayudantes, y con ellos nació el concepto de Hospital Militar, que siembra su precedente en el Hospital de la Reyna, adelantándose en más de cien años al resto de Europa. Durante el reinado de los Borbones, se introdujo el derecho al uso del tratamiento social de Don y del uniforme, la consideración de oficiales, la jerarquización de las escalas, un montepío para viudas, el derecho a ración de campaña y las condecoraciones. Los Borbones continuaron promoviendo esta profesionalización y favoreciendo la presencia médica en el campo de batalla. Aunque no se limitó al territorio peninsular y, así, en el siglo XIX apareció la red sanitaria de ultramar provocada por las guerras en las colonias americanas que finalizaron con la pérdida de Cuba y de Filipinas.
(Diario Médico)

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