López Arribas, todavía presidenta del Colegio de Médicos de Madrid, sigue empeñada en demostrar que no representa a los médicos de Madrid y que no está dispuesta a atender a los órganos de gobierno corporativos. Parece que solo le importa su cargo, por mucho que le cueste a los colegiados, por eso se ha olvidado que en los estatutos vigentes dice textualmente que “el Presidente velará por el cumplimiento de los preceptos reglamentarios y de los acuerdos y disposiciones de obligado cumplimiento que se dicten por el Consejo General, Junta Directiva, u otros órganos de gobierno”.
En su actividad hay muestras de haber intentado manipular a la asamblea general (sacándose mociones alternativas ilegales, mintiendo sobre la actividad colegial…) y obviando algunas resoluciones (despedir a Antonio Mora), de engañar a la Junta Directiva (grabando ilegalmente los Plenos, falseando la informaicón sobre los gastos en restaurantes de lujo…), de esconder la verdad a la comisión deontológica, de hacer perder el tiempo a la comisión de recursos…
La última “graceja” de López Arribas ha sido invitar al Pleno de la Junta Directiva a Miguel Angel Sánchez Chillón y Miguel García Alarilla para que aporten los argumentos que ella no tiene ante los problemas colegiales. Ambos, como fieles escuderos, no pararon de “alabar” a su presidenta. Lo más llamativo de este equipo es la disparidad de criterios de unos y otros, mientras uno es de la izquierda más radical, el otro está muy vinculado a la derecha más tradicional, y entre los tres solo tienen una cosa en común: quieren estar en la presidencia del Colegio sin que nadie les controle ni gastos ni actividades.
López Arribas, que está demostrando que necesita asesoramiento para todas sus actividades, debería aprender que al Colegio se va para trabajar para los médicos y no a utilizar ni su dinero ni el poder de la representatividad (esa palabra que tanto le costaba pronunciar). López Arribas ya debería saber que su sitio como presidenta es al lado de su Junta Directiva, compartiendo propuestas, decisiones y representación, y si no quiere se puede marchar. Han pasado dos años de su elección y, efectivamente, no tiene nada que celebrar porque está fuera de sitio, en dos años no ha presentado ninguna propuesta en la Permanente, en el Pleno, en la Asamblea de Compromisarios… pero sí infinidad de problemas.
..Alfonso González
