Sindicatos y consejerías se enfrentan año tras año por el cierre estival de camas hospitalarias, que la Administración justifica por las vacaciones del personal y la disminución de la presión asistencial en verano. Los representantes de los trabajadores ven recortes excesivos por meras cuestiones económicas y el temor de cierre definitivo de dichas camas aprovechando la conyuntura. Aventurar quién tiene razón en esta disputa se antoja más que complicado teniendo en cuenta que los datos disponibles se refieren a la actividad asistencial, no a la presión real, y que los datos de listas de espera comparables no son públicos por autonomías, por lo que no es posible comprobar si efectivamente los cierres temporales son excesivos. Tampoco se antoja fácil tomar por válida o descartar sin más la argumentación de las administraciones sobre los cierres permanentes de camas, que amparan en el incremento de las cirugías ambulatorias, el alza de puestos de hospital de día y, en general, la disminución de estancias, en tanto las autonomías muestran tendencias diferentes. (Diario Médico)