Para Valentín Fuster las enfermedades cardiovasculares son ‘una enfermedad de la conducta’

El cardiólogo y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, Valentín Fuster, ha puesto los puntos sobre las íes en todo lo que concierne a las enfermedades cardiovasculares, y es que tanto investigación, como la relación entre médico y paciente, e incluso los efectos de la crisis económica, fueron temas que entre otros trató en una reciente entrevista realizada a Efe.

Las enfermedades cardiovasculares no aparecen así por así, Fuster habla de hasta seis factores de riesgo que inciden sobremanera para que estas hagan acto de presencia; la obesidad, la presión arterial alta, el colesterol, la diabetes, la falta de ejercicio físico y el tabaquismo.

En este sentido, uno de los puntos más importantes en los que Fuster hace especial hincapié para la prevención de estos factores, y por ende de las enfermedades cardiovasculares, es en el “mensaje” que a la sociedad se debe transmitir de que unos hábitos saludables son necesarios para evitarlas, hábitos que a grandes rasgos si cala en la sociedad, “principalmente en los niños y en la gente joven”. Al respecto señala como “los adultos tenemos grandes problemas para cambiar la forma de vida y no escuchamos lo suficiente”, pero por el contrario, los niños “escuchan y son capaces de cambiar sus hábitos e incluso los de sus padres”.

Factores de riesgo que hay que evitar, pero si no se pueden evitar y las enfermedades cardiovasculares aparecen, entra en liza una condición inherente al ser humano que de tenerla a no tenerla hace que no solo las patologías cardiovasculares, sino demás enfermedades se puedan afrontar de una manera u otra. Para Fuster las enfermedades cardiovasculares son una “enfermedad de la conducta”, y es que es la conducta esa condición inherente para hacer frente a las patologías.

Conducta que debe casar con lo que Fuster considera fundamental para solventar la enfermedad, y es tener la sensación de que “vas a vencer”. En este sentido añade también que en lo físico es mejor ser optimista que mostrar un cariz negativo, y es si se es positivo “es más fácil que hagas ejercicio”, mientras que “si eres pesimista es posible que te quedes en casa viendo la televisión”.

Imposible que al hablar de investigación en el campo de las enfermedades en España no aparezca la palabra recorte, en este caso no iba a ser la excepción. Fuster cree que “la falta de inversión ha sido un problema y lo sigue siendo”, aunque mantiene la esperanza de que “se pueda tener la infraestructura económica que se necesita”.

En el caso de las enfermedades cardiovasculares, la investigación ha experimentado un “cambio radical”, y es que se ha pasado de una investigación dirigida a conocer cómo se produce la enfermedad y que terapias aplicar, a otra que plantea el “conocer que mecanismos tiene el organismo para mantener la salud y como mantenerla”. Este cambio, según Fuster tiene “implicaciones importantes”. La primera de ellas de tipo económico, ya que “promover la salud es mucho más importante que tratar la enfermedad”; la otra implicación es que la “calidad de vida que todos queremos tener, se tiene con salud, no con enfermedad”. Fuster prefiere hablar de “promover” la salud a “prevenir” la enfermedad; el primer verbo tiene una connotación buena, mientras que el segundo “tiene una connotación negativa”.

La visión que tiene sobre la relación médico-paciente, se ve condicionada por la cada vez más una “sociedad tecnificada” que está haciendo que “desgraciadamente”, la relación entre estos protagonistas se haya transformado en una “relación entre máquinas y máquinas”. Para paliar esto, sería necesario “cambiar todo el sistema de educación de los médicos jóvenes”, porque aunque sean “importantes” los ordenadores y los sistemas automatizados, “no pueden sustituir al elemento humano de interacción entre médico y paciente”. En el caso de las enfermedades cardiovasculares, en la que “la mitad de lo que relatan los pacientes es emocional”, subraya la necesidad de un mayor protagonismo de las cardiólogos, y es que estos deben “prestar atención” hablando a sus pacientes.

Obviar que la crisis económica no ha hecho daño tanto a los profesionales como a los pacientes, sería ocultar la realidad, por eso para él “crisis ha habido siempre, lo importante es la actitud”. Su postura es clara, y es que considera que “hay que luchar para sacar dinero de un sitio u otro”. En este sentido, el Director General del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) destaca que en este centro ve una “generación optimista, positiva, que va hacia delante y que compite”.
..Emilio Ramirez

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