¿Hasta qué punto pueden unos padres rechazar un tratamiento vital para sus hijos?

El caso de Ashya King, el niño británico de cinco años aquejado de un tumor cerebral, al margen de las cuestiones puramente médicas del caso, hay otro aspecto que hay que analizar, y es la autoridad de los padres en la toma de decisiones en las que la vida de los hijos está en liza.

El pasado jueves 28 de agosto, Ashya King, que sufre un tumor cerebral que le impide hablar, moverse y alimentarse por sí mismo, fue sacado del hospital de Southampto (Reino Unido) por sus padres sin consentimiento médico. En el momento en el que abandonó el centro se encontraba recuperándose de una operación que le realizaron siete días antes. “El tiempo está corriendo para Ashya”, manifestaba la policía británica en un comunicado por lo que las autoridades hacían un llamamiento directamente a los padres para que lleven al pequeño al “hospital más cercano”.

El niño era encontrado por la Policía Nacional en la noche del sábado 30 de agosto en un hostal del núcleo de población de Benajarafe, en el término municipal de Vélez-Málaga. Sus padres Brett y Naghemeh eran arrestados y  puestos a disposición de la Audiencia Nacional, decretándose su detención por un máximo de 72 horas mientras se aclaraban algunas cuestiones relacionadas con el caso. Finalmente, abandonaban la prisión madrileña de Soto del Real en la noche del pasado miércoles 3 de septiembre al acordar el juez de la Audiencia Nacional Fernando Abreu la inmediata puesta en libertad al retirar Reino Unido la Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) contra ellos.

Fuentes judiciales informaron que ante el desistimiento de las autoridades británicas, el juez Andreu decidió ponerlos en libertad y atender así a la petición de la Fiscalía de la Audiencia Nacional española, que había solicitado la libertad provisional para los padres de Ashya al comprobar en todo momento que el menor fue asistido convenientemente desde el punto de vista médico y familiar. Según informaron fuentes de la Fiscalía, para tomar la decisión fueron determinantes los informes sobre las condiciones médicas y familiares en las que se encontraba el niño.

La autoridad de los padres: ¿se rige por un principio ético?
El caso de Ashya pone en tela de juicio hasta qué punto la autoridad de los padres en la toma de decisiones que puede afectar a la vida de sus hijos se rige por un principio ético. Según un trabajo realizado por María Elena Mcnab y Juan Pablo Beca, ambos licenciados en la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo en Santiago de Chile, y publicado en la edición impresa de la ‘Revista Chilena de Pediatría’, la autoridad de los padres en nuestra cultura occidental se basa en tres presunciones: 1) Los menores son todavía muy inmaduros para tomar decisiones importantes. 2) Los padres siempre actúan buscando el mejor interés para el niño, dados sus lazos naturales de afecto. 3) La autoridad de los padres es esencial para mantener la integridad de la familia.

Sin embargo, como indica el trabajo,  el segundo supuesto es refutable por la dificultad para definir el mejor interés del niño, de tal manera que es posible que los padres no siempre tomen las decisiones más correctas para sus hijos. En la práctica médica pueden darse situaciones en las cuales la voluntad de los pacientes, en este caso los padres de Asyha, puede entrar en conflicto con las indicaciones médicas, y es que esta situación se complica sobremanera cuando se trata de menores de edad, como ocurre con Asyha, siendo sus padres quienes legalmente le representan. Hace aquí acto de presencia el difícil problema de precisar para los médicos, y es saber hasta donde deben luchar por la salud del paciente menor si sus padres se muestran contrarios a recibir un tratamiento y por ende cumplirlo ya que es considerado médicamente correcto.

Desde el punto de vista legal la autoridad de los padres para rechazar tratamientos para sus hijos está limitada en función de que exista urgencia o riesgo vital. Si bien se debe llegar a un consenso de decisiones compartidas entre los padres y el médico, con la aceptación del niño, según su edad, las razones y motivaciones de los padres han de entenderse como condicionadas al derecho de sus hijos a recibir tratamientos efectivos. Todo esto está enmarcado dentro del derecho fundamental que todo ser humano tiene, que es el derecho a la vida.

La pareja siempre ha defendido que ha actuado por el bien de su hijo para que pudiera recibir una terapia menos agresiva que la que recibe en Reino Unido, y es que según ellos para nada lo alejaron de los cuidados que precisa, sino que buscan un sistema mejor, una terapia con protones que pueda ser menos invasiva y reducir así los efectos secundarios, pero que en su país es difícil de encontrar.

Actualmente Ashya King se encuentran en una clínica Praga desde el pasado lunes 8 de septiembre tras llegar procedente en un avión privado de Málaga donde permaneció ocho días en el hospital Materno-Infantil. Hoy lunes comenzará una terapia de protones con la que sus probabilidades de curarse son de entre un 70 y 80%, según informan fuentes del centro médico en el que será tratado.

Hay entre un 70 y 80% de tasa de supervivencia en las condiciones en que se encuentra Ashya, y ahora tenemos todas las razones para esperar que se produzca una completa recuperación”, afirma Jan Kulhankova, portavoz del Proton Therapy Center (PTC) de la capital checa
..Emilio Ramírez

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