El papel del médico de familia en la detección de demencias “es básico” al ser la puerta de entrada al sistema y el primero que ve al paciente cuando empieza a manifestar síntomas de pérdida de memoria o desorientación y quien habla con el cuidador cuando deja de tener capacidad para realizar alguna actividad de la vida diaria. Así lo explicó a GM Pilar Regato, coordinadora del Grupo de Trabajo de Atención al Mayor y Demencias de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), en el marco de la ‘V Jornada de la Demencia en Atención Primaria. Diagnóstico precoz y rapidez de actuación’, organizado por la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (Camfic) y Germanes Hospitales. En esta línea, añadió que su labor es diagnosticar lo más precozmente posible, derivar a los pacientes en caso de que sea necesario al neurólogo, al geriatra o al psiquiatra y acompañar tanto al paciente como al cuidador en un proceso “que suele ser muy largo, de al menos de diez o 15 años”. (Gaceta Médica)