A Celia Villalobos le tocó estrenarse como ministra justo cuando se conoció el primer caso de vacas locas en España. A Trinidad Jiménez le llegó la gripe A nada más tomar posesión, al igual que a Ana Mato la crisis sobre el sistema de donación de médula que despertó la compañía DKMS, aunque después tuvo la del Ébola. Cada ministro ha tenido su propia abrupta bienvenida al mundo sanitario y la del ministro Alfonso Alonso, que acaba de cumplir sus primeros cien días de Gobierno, ha sido, sin duda, la hepatitis C. Con enfermos y hepatólogos en pie de guerra por el retraso en el acceso a las nuevas terapias y en plena negociación de precios con los laboratorios, Alonso ha salido razonablemente airoso de su particular bautizo como ministro tras haber presentado un plan de actuación sobre la hepatitis que ha calmado los ánimos de pacientes y hepatólogos (no tanto de la Organización Médica Colegial). (Diario Médico)