Desde las últimas dos décadas, anualmente la esperanza de vida de las personas con Síndrome de Down ha aumentado un año hasta situarse en una edad de 62. Las razones de este progreso residen en los importantes avances de la medicina general, especialmente en el área de la cirugía pediátrica. No en vano, la mitad de los niños con Síndrome de Down sufren durante su infancia algún problema de cardiopatía severa. Asimismo, todas las investigaciones médicas relacionadas con el mal de Alzheimer -una grave enfermedad neurogenerativa que produce transtornos cognitivos y alteraciones de la conducta- tienen su consiguiente aplicación médica en el tratamiento del Síndrome de Down. Son muchos los expertos que consideran la trisomía 21 – alteración genética provocada por un cromosoma extra del par 21, responsable de disfunciones de tipo morfológico o bioquímico, que repercute en diversos órganos, especialmente en el cerebro – y el Alzheimer son dos caras de una misma moneda. (La Información)