La confidencialidad de la información es uno de los pilares en los que se sustenta la relación clínica entre el médico y el paciente. Si no existiera esa previsión se produciría una quiebra de la confianza con graves repercusiones sociales. De ahí la importancia de que exista una regulación legal del secreto profesional que aporte seguridad jurídica al médico a la hora de aplicar los límites y las excepciones a este deber de sigilo. Juristas denuncian que la actual regulación penal del secreto genera inseguridad jurídica por la colisión de deberes que, a veces, son incompatibles. En su opinión, hay preceptos que condenan al médico si revela un secreto obtenido en el ejercicio de su profesión y otros que le imponen la obligación de denunciar si tiene conocimiento de un presunto delito y si no lo comunica también se le condena. “Están en una encrucijada”, apuntan. De ahí que reclamen que se unifiquen y clarifiquen en una sola ley sanitaria las excepciones al secreto profesional. Sin embargo, clínicos consideran que es muy difícil que se regule por una ley general toda la posible casuística, pues consideran que con la abundante y dispersa legislación sanitaria, penal y administrativa es suficiente. (Diario Médico)