La relación médico-paciente ha ido evolucionando a lo largo de los años. En la actualidad, el paciente acude a las consultas con las cosas “sabidas” y las posibles patologías buscadas en Internet y comparadas con su sintomatología. Pero no es de extrañar que el usuario (erróneamente) se alarme con el contenido que lee en la Red, bien por falta de conocimiento o porque el contenido analizado es falso. Ahora, un grupo de investigadores ha comprobado lo sencillo que es insertar falsedades en Wikipedia, la principal fuente de conocimiento para los adolescentes y jóvenes, pasando los filtros de los editores voluntarios. Se trata de una web colaborativa en la que todos pueden contribuir con información, no siempre contrastada, pero también tiene unos métodos de control que hay quien consigue vulnerar. El proyecto que iniciaron Jimmy Wales y Larry Sanger en 2001 quería garantizar la corrección de cualquier fallo en sus informaciones en cuestión de minutos. Ahora, el experimento realizado por el investigador Gregory Kohs, publicado en Wikipediocracy, ha desenmascarado los trapos sucios de la enciclopedia online por excelencia y su falta de fiabilidad, poniendo en evidencia las carencias de la organización y gestión de la enciclopedia más usada de Internet. (Con Salud)