El año 2008 marcó un antes y un después en inversión y gasto sanitario que se ha notado, no solo en los recortes de plantillas de médicos y enfermeras ni en las listas de espera, sino en la adquisición de nuevos dispositivos médicos. Esto afecta a elementos tan importantes como las resonancias magnéticas, los ecógrafos o los sistemas de monitorización, lo que puede ofrecer peores prestaciones, dar más radiación innecesaria al paciente y, de forma indirecta, conllevar un mayor gasto sanitario. Las recomendaciones de la patronal europea de la tecnología médica COCIR implican que el 60% de los equipos deberían tener menos de 5 años y solo un 10% podría superar los 10 años. Sin embargo, esto no es lo que se ve día a día en los hospitales. Informes del año 2014 indican que solo el 24% de los equipos instalados en los hospitales españoles tiene menos de 5 años. Los profesionales alertan de que, de media, uno de cada cuatro TAC tiene más de 10 años. (Con Salud)