Los nuevos anticoagulantes orales (NACO), que no requieren monitorización del paciente, han mejorado la prevención del ictus y la embolia sistémica en casos con fibrilación auricular no valvular, principalmente en pacientes que no estaban bien controlados con los anticoagulantes convencionales (antivitamina K, como el conocido sintrom), que son alrededor del 40 por ciento. Su uso está determinado por el informe de posicionamiento terapéutico (IPT) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que aprobó la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) en diciembre de 2013, en el que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha identificado unos puntos de mejora y ha elaborado un documento de consenso que propone modificar algunas pautas en el empleo de estos nuevos fármacos. Entre las peticiones están la actualización de la escala para estimar el riego embólico, incluir el alto riesgo hemorrágico y trombótico como criterios para recibir los NACO, simplificar el acceso a los seis últimos controles de valoración de anticoagulación o suprimir la necesidad de visado para la prescripción de los NACO. (El Médico Interactivo)