Incluir a un residente en una operación quirúrgica es sinónimo de éxito. Al menos así lo concluye un estudio realizado en Estados Unidos que afirma que en los quirófanos donde al menos hay un residente operando con el equipo habitual la tasa de mortalidad es sensiblemente menor. “Los resultados del estudio aseguran que cuando un médico residente participa en la operación, la tasa de mortalidad desciende, aunque hay un sensible incremento (no significativo) de complicaciones durante la operación”, ha señalado Faek R. Jamali, del Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut. En los 30 días posteriores a la cirugía, los pacientes que habían sido operados por un cirujano y un residente tenían un 7 por ciento menos de probabilidades de morir que aquellos operados sólo por el especialista, según el estudio. En cambio, las complicaciones cardiacas y respiratorias fueron sensiblemente más comunes en el grupo operado con ambos médicos. Mehul V. Raval, de la Escuela Universitaria Emory de Medicina de Atlanta, quien también ha estudiado esta tendencia, ha determinado que los residentes detectan los problemas antes e intervienen de manera más rápida que los especialistas. Este efecto se ha denominado el “fenómeno rescate” y puede explicar, según Raval, el hecho de que las cirugías son más exitosas cuando un residente está en ellas. (Redacción Médica)