Publicado en ABC En la UCI pediátrica del hospital Clínico San Carlos, Yasmina se acurruca en el regazo de su madre totalmente ajena a los recortes que la izquierda radical –de la mano del PSOE– quiere imponer al servicio de asistencia religiosa de los centros sanitarios públicos de Castilla-La Mancha. Ya tiene suficiente con ganarle la batalla al respirador al que lleva conectada dos meses y una tetraparesia que le dificulta la movilidad de brazos y piernas. Para su madre, sin embargo, la presencia de los capellanes en el hospital ha sido «un apoyo fundamental» en «el trance más difícil» de su vida. «El padre Iñaki le da a mi hija la mejor medicina del mundo: la bendición. Cada vez que viene a la UCI le hace alguna mueca y ella luego se duerme. Yo siempre le digo en broma: ‘Padre hay que venir más veces’», comenta Norma, una joven madre de origen paraguayo y afincada en Madrid desde hace diez años. Pero la «cariñoterapia» que tanto defiende el Papa Francisco no ha sido el único remedio que ha ayudado a esta familia a sobrellevar con más entereza su dolor. «El servicio de atención religiosa muchas veces ofrece una serie de recursos cuando la propia administración no puede hacerlo.