El Hospital 12 de Octubre de Madrid humaniza los Cuidados Intensivos

La Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital 12 de Octubre, en Madrid, ha sido uno de los primeros equipos de España en desarrollar un experimento para conseguir el máximo confort de los enfermos, sus familias y los profesionales de estas áreas de vigilancia, con el objetivo de “humanizar la UCI”.

El objetivo es que los enfermos estén a gusto y que las familias sientan atendidas sus necesidades. Antes, la medicina estaba mecanizada: más atención a la enfermedad que a los enfermos. Ahora queremos enmendar el error: ocuparnos del enfermo y su familia. Eso ayuda a recuperar al enfermo para la sociedad, devolverlo a sus condiciones de vida previas a estar aquí. El confort ayuda a curar», comenta Juan Carlos Montejo, jefe del Servicio de Medicina Intensiva del 12 de Octubre y uno de los impulsores de la iniciativa, que ya está siendo probada por la Comunidad de Madrid en varios hospitales públicos.

Música en directo, sensores de ruido, medidores de luminosidad, horario de visitas ininterrumpido, información empática a la familia y hasta yoga para el personal que se quiera apuntar, son algunas de las acciones promovidas para tal fin.

La música
La música o musicoterapia ayuda a los pacientes a abstraerse: “Me he evadido del dolor, he relajado mi mente. Música en un ámbito de dolor… Buff, ha sido como una dulzura”, comenta una paciente.

Hay estudios que indican que la música produce efectos beneficiosos. Calma hipertensiones, reduce la ansiedad, disminuye la necesidad de tanta sedación, contribuye a la normalización de los parámetros fisiológicos y ayuda a controlar el dolor y la incomodidad de los pacientes. Llevamos cerca de un año con ello y ahora vamos a investigarlo de forma científica”, apunta el responsable de Medicina Intensiva.

A lo largo del último año han visitado el hospital artistas flamencos, un dúo de violinistas, un flautista y dos mujeres al mando de sus chelos, entre otros. Todos estos músicos son voluntarios de la Asociación “Música en Vena”, fundada por Virginia Castelló, que lleva cuatro años enviando cantantes e instrumentistas de ópera, jazz, pop o flamenco a las horas vacías de los salones de actos y las plantas de 15 hospitales de Madrid.

En un servicio de Psiquatría, una niña que llevaba tres meses en estado catatónico, sin abrir los ojos, ni decir una palabra, se puso de pie a tocar las palmas cuando oyó a un percusionista que habíamos llevado. Fue alucinante”, cuenta la fundadora de la Asociación, que recopila en su memoria una colección de “milagros” vividos durante sus visitas a los hospitales.

Medidores de sonido
Repartidos por toda la UCI, hay medidores de ruido que están ayudando a que el vaivén profesional sea cada vez más silencioso en este enjambre de máquinas y personas criado para curar.

Hemos colocado unos medidores de ruido en varios puntos de la UCI que calculan los decibelios. El nivel recomendado por la OMS es de 40 y nosotros aún estamos en una media de 60. Pero cuando comenzamos con esto estábamos en 70. La media sube cuando hay cambio de turno del personal. Es cuando unos equipos se intercambian información con los otros”.

Tienen la forma de una oreja iluminada de neón verde y cuando se supera el nivel de decibelios marcado, se enciende una luz roja que simula un tímpano en el centro de la oreja. Debajo de cada oreja, el equipo coloca las gráficas del día anterior, en las que se pueden observar las veces que se ha sobrepasado el límite idóneo y las veces que el silencio se oyó mejor. “Es una medida contra la contaminación acústica”, afirma Montejo.

Y puesto que realmente son eficaces, el uso de estas “orejas” se está expandiendo a la UCI infantil, a la de neonatos, a la cardiaca, a la de traumatología y emergencias, etc.

La luz
La luz también resulta de vital importancia para ese estado de confort: “La idea es que los enfermos mantengan el ritmo de sueño/vigilia. La UCI debe tener ventanas. Y si no, hay que hacerlas. La luz natural es clave”, señala Montejo.

Cuando empieza a atardecer, las luces de la UCI se suavizan con focos regulables para cada paciente, lo que también relaja el tono de voz de quienes trabajan y de quienes están allí de visita.

Las visitas
Los responsables de la UCI del 12 de Octubre también decidieron hace unos meses ampliar considerablemente el horario de contacto entre los enfermos y sus familias o amigos, pasando de una hora por la mañana y otra por la tarde a ocho horas seguidas (de 12.00 a 20.00 horas).

Montejo explica que “la familia no es el enemigo, es un recurso para ayudarnos a cuidar al paciente. Si algún familiar no puede venir en ese horario, entra en otro. Se trata de adaptarse a lo que la familia necesite, porque eso le viene bien al enfermo”.

Según la experiencia de una de las enfermeras del hospital, “la ansiedad de una hora de visita ha desaparecido. Ahora los familiares nos ven trabajar, ven cómo aspiramos al enfermo, como todo pita, cómo le medicamos… Y se asustan menos. Comprenden mejor lo que pasa aquí”. Para las familias de los pacientes, también supone un alivio: “El ambiente de la UCI es fenomenal. Éste es un sitio muy duro, pero ver cómo el personal cuida y anima a los enfermos te tira para arriba. A mi madre le hacen bromas sin parar. Si entras y todo es oscuro, sales oscuro”, contaba la hija de una paciente ingresada en la UCI.

Información empática a los enfermos y sus familias
El equipo de la Unidad de Cuidados Intensivos también solicitó ayuda a expertos y psicólogos para saber comunicar en situaciones difíciles, realizando un esfuerzo de empatía y “poniéndose en el lugar del familiar y a su nivel”, como cuenta Montejo. “No salimos estirados para que nos hagan reverencias. Hablamos con palabras que entiendan y huimos de una situación de superioridad”.

Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrarse con alguien que cree saber: “tememos mucho al ‘doctor google’, ya que hay familiares que contrastan con nosotros lo que han visto en internet. Una vez, una persona me preguntó si habíamos pensado en dar a su familiar extracto de alga verde. Decía que había leído que un médico había curado mucho cáncer con eso. Pues hasta eso hay que desactivarlo con empatía”, concluye Montejo.
..Susana Calvo

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