Publicado en Redacción Médica La finalización del examen y oficialización de las calificaciones supone una ‘vuelta a la tortilla’ del proceso de asignación de plazas MIR. De repente, el médico deja de ser el que está bajo los focos y, sobre todo cuando tiene una nota elevada, se convierte en objeto de deseo para unos hospitales ansiosos por de captar nuevos talentos. Las jornadas de puertas abiertas se convierten en un escaparate que los futuros residentes recorren para sopesar qué oferta es la que más les conviene. El ‘cliente’ es tremendamente exigente, y con ello obliga a los centros a mostrar todos sus atractivos. La carrera por hacerse con los mejores MIR ha empezado, y nadie quiere quedarse rezagado. “Las exigencias de los MIR aumenta anualmente”, señala Carlos Mur. El gerente del madrileño Hospital Universitario de Fuenlabrada sabe de lo que habla gracias a una experiencia que le hace aseverar, asimismo, que “el nivel que se pide en las facultades es cada vez mayor, por lo que los estudiantes están más preparados y es improbable que se conformen con cualquier hospital para continuar su proceso formativo”. A la hora de señalar los elementos que, a su juicio, más valoran los futuros especialistas, Mur no duda al indicar un respaldo “constante y directo”.