Publicado en El País Las derivaciones de pacientes de su centro de referencia a otros hospitales —generalmente privados, aunque dentro de la red pública— se ha convertido en una solución recurrente del Departamento de Salud para reducir las listas de espera quirúrgicas. Si en 2014 eran 16.253 los pacientes desviados a otras clínicas para drenar las colas en el quirófano (la mitad de ellos acabaron en hospitales privados), el año pasado Salud volvió a tirar de derivaciones para rebajar sus dilatadas listas. El Departamento trasladó 12.018 enfermos, el 64% de ellos a centros con afán de lucro. Aunque la derivación de pacientes es una práctica común en el sistema sanitario en momentos de colapso, la llegada de la crisis y los tijeretazos en sanidad agudizaron este mecanismo como una fórmula para reducir las listas de espera. A los hospitales públicos, escasos de personal y con quirófanos y plantas cerrados, les salía más rentable derivar pacientes a otras clínicas que abrir sus propios servicios y operar allí a sus enfermos.