Demuestran primera terapia génica exitosa contra el envejecimiento humano

En septiembre de 2015, Elizabeth Parrish, de 44 años de edad, directora ejecutiva de la start-up de biotecnología BioViva, recibió dos de las terapias génicas experimentales de su propia compañía: una para protegerla contra la pérdida de masa muscular que se produce con la edad, y otra para luchar contra la depleción de células T, responsable de diversas enfermedades y dolencias relacionadas con la edad.

Inicialmente, el tratamiento estaba destinado a demostrar la seguridad de la última generación de las terapias. Pero si los primeros datos son exactos, sería el primer ejemplo exitoso del mundo de alargamiento de los telómeros a través de la terapia génica en un individuo humano. La terapia génica se ha utilizado con anterioridad para alargar los telómeros en células cultivadas y en ratones, pero nunca en un paciente humano.

Los telómeros son segmentos cortos de ADN que tapa los extremos de cada cromosoma, actuando como “tapones” contra la rotura y el desgaste. Se acortan con cada división celular, y con el tiempo, se vuelven demasiado cortos para proteger al cromosoma, haciendo que la célula tenga a un mal funcionamiento y que el cuerpo envejezca.

En septiembre de 2015, los datos de los telómeros recogidos de los glóbulos blancos de la sangre de Parrish inmediatamente antes de que se administran las terapias (realizado por el laboratorio especializado en pruebas clínicas SpectraCell, en Houston, Texas) revelaron que los telómeros de Parrish eran inusualmente cortos para su edad, lo que la hacía vulnerable a padecer enfermedades asociadas al envejecimiento, a una edad más temprana.

En marzo de 2016, las mismas pruebas tomadas de nuevo por SpectraCell revelaron que sus telómeros se habían alargado aproximadamente lo que corresponde a 20 años, desde 6.71kb a 7.33kb, lo que implica que las células blancas de la sangre de Parrish (leucocitos) se han convertido más jóvenes biológicamente. Estos resultados fueron verificados de forma independiente por la organización no lucrativa con sede en Bruselas HEALES (Healthy Life Extension Company), y la Biogerontology Research Foundation, una organización benéfica de Reino Unido comprometida con la lucha contra las enfermedades relacionadas con la edad.

Las terapias actuales ofrecen sólo beneficios marginales para las personas que sufren de enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Además, los cambios en el estilo de vida han limitado el tratamiento de estas enfermedades. Los avances en biotecnología son la mejor solución, y si estos resultados son, aunque sea parcialmente, precisos, hemos hecho historia“, dijo Parrish.

BioViva seguirá monitorizando la sangre de Parrish durante los meses y años venideros. Mientras tanto, BioViva probará nuevas terapias génicas y la combinación de terapias genéticas para restaurar los daños relacionados con la edad. Queda por ver si el éxito en los leucocitos puede extenderse a otros tejidos y órganos, y repetirse en futuros pacientes. Por ahora todas las respuestas se encuentran en las células de Elizabeth Parrish, la ‘paciente cero’ de la terapia génica restauradora.

Desde las primeras inyecciones de la terapia de genes, BioViva ha suscitado un interés mundial tanto de las comunidades científicas como de compañías inversoras. A principios de este mes, BioViva se convirtió en una sociedad de cartera de Deep Knowledge Life Sciences (DKLS), un fondo de inversión con sede en Londres, que tiene como objetivo acelerar el desarrollo de las biotecnologías para conseguir una longevidad saludable.
..Susana Calvo

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